La primera fase de la city dibujada sobre los suelos portuarios de Muelle Heredia, con una edificabilidad que podría rondar los 50.000 metros cuadrados de techo, casi el doble de lo contemplado en la actualidad, deberá garantizar en todo momento las permeabilidad visual hacia el mar desde las principales calles del barrio del soho, caso de Córdoba, Tomás Heredia y la Alameda de Colón, 

Éste es uno de los dos condicionantes que deberá respetar el arquitecto Ángel Asenjo, autor de la idea inicial, a la hora de dar forma a la propuesta de intervención sobre la parcela. El otro es que el desarrollo futuro tendrá que ceñirse a la parcela delimitada en el vigente Plan Especial del Puerto, con algo más de 25.000 metros cuadrados. 

Estos extremos fueron abordados en la última reunión mantenida por el alcalde, Francisco de la Torre, y el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio. El encuentro permitió fijar el rumbo a seguir en la apuesta por modificar de manera considerable los parámetros urbanísticos del complejo de oficinas contemplado en el muelle 4.

Rubio confirmó la necesidad de respetar las perspectivas hacia el mar que se tienen desde el barrio del soho, garantizando un elemento que ya se consideró esencial en la propuesta original de la operación de Muelle Heredia. En cuanto a la huella del solar, es esencial para no interferir en los usos portuarios actuales, de un lado, y agilizar el necesario trámite administrativo que la prevista elevación del techo edificable para a requerir. 

Vista de parte de los suelos de Muelle Heredia.

En este sentido, el presidente del Puerto incidió en la necesidad de que dicho procedimiento quede solventado y aprobado en no más de dos años, plazo que se maneja para poder trasladar las dependencias de la Guardia Civil y de la Agencia Tributaria de sus actuales emplazamientos, en Muelle Heredia. La mudanza de ambos organismos, con el compromiso asumido de construirles sedes alternativas, es un paso indispensable para salir al mercado en la búsqueda de un inversor privado dispuesto a ejecutar una operación que puede alcanzar los 100 millones de euros.

Sobre lo que de inicio no hay límite alguno es sobre las alturas que podrán alcanzar los edificios que compondrán el complejo. En este sentido, una de las previsiones, tal y como relató el concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, es que Asenjo realice diferentes posibilidades de desarrollo, jugando, en un momento dado, con edificios de diferentes alturas. 

Para que el urbanista malagueño avance en perfilar esta primera fase del proyecto, está previsto que Promálaga realice un nuevo contrato, cuyo coste podría ser semejante al del primer encargo, unos 12.500 euros, y un tiempo de desarrollo semejante, dos meses. Conforme a estas previsiones, es asumible que para antes de verano se conozcan los planteamientos de desarrollo.

En su trabajo inicial, Asenjo apostó de manera clara por una propuesta arquitectónica en el que cobraba protagonismo un gran zócalo destinado a usos comerciales y culturales, entre otros, muy permeable visualmente, de manera que no se convirtiese en una pantalla. Y sobre esta base, se levantaban los edificios de oficinas y hotel. En su versión más extrema, llegó a plantear un techo de 150.000 metros, repartidos en un gran zócalo y 15 torres de 6, 12 y 18 plantas. En la opción moderada, que es en la que tendrá que profundizar, manejaba edificios de planta baja más ocho alturas.