Málaga

Un puzle por los pacientes

  • Investigadores descubren claves para explicar daños causados por medicamentos en algunos enfermos, pero dicen que aún deben encajar más piezas del rompecabezas

Hay una frase popular que dice "es peor el remedio que la enfermedad". Los medicamentos pasan muchísimos filtros para que eso no ocurra. Pero aún así, hay casos -a veces uno entre 1.000 y otras uno entre 10.000- en los que esta expresión se cumple y el remedio provoca un daño en el hígado que es peor que la enfermedad que se pretende curar. La causa está en la genética. Por eso a 9.999 pacientes un fármaco les beneficia y a uno le perjudica.

Un grupo de investigadores de Hospital Clínico se dedican a estudiar a esos pacientes a los que los medicamentos les causan una reacción adversa en el hígado. ¿Para qué? "Para establecer perfiles genéticos de riesgo", explica Raúl Andrade, catedrático de Medicina de la Universidad y uno de los integrantes de este grupo de investigación que es el más importante de España en hepatotoxidad de fármacos. Es decir, para que en el futuro se pueda predecir si a una persona no se le debe administrar una medicina porque, como dice la expresión, va ser peor el remedio que la enfermedad.

El grupo ya ha llegado a algunas conclusiones. Por ejemplo, que los sujetos con un determinado gen incompleto tienen más riesgo de desarrollar un daño en el hígado (hepatotoxicidad) al ingerir fármacos y que en las mujeres las reacciones adversas a los medicamentos suelen ser más graves. Además, los investigadores del Hospital Clínico han identificado dos marcadores importantes para avanzar en este campo. Uno -las transaminasas altas- indica gravedad en la reacción tóxica a un fármaco. Otro -la retención de bilis- delata la cronificación de la hepatotoxicidad.

"Esta investigación es como un puzle. Nosotros hemos encajado algunas piezas, pero quedan muchas por encajar", grafica María Isabel Lucena, catedrática de Farmacología de la UMA e integrante del grupo de investigación.

Ambos expertos trabajan en colaboración con 41 hospitales de toda España, que son los que aportan los casos de esos pacientes que son la excepción, pero que desarrollan reacciones adversas a los fármacos. Un simple análisis de sangre a los enfermos permite -mediante posteriores estudios de ADN- investigar después cuáles son los biomarcadores de riesgo. El grupo colabora con otros expertos de Estados Unidos, Corea, Japón, Inglaterra, Francia y Suecia.

En su trabajo, de forma colateral, han descubierto también que había algunas medicinas que tenían más efectos tóxicos de lo habitual. Estos hallazgos han sido comunicados a la Agencia Española del Medicamento que ha decidido la retirada del mercado de media docena de fármacos.

Pero este es un efecto colateral de su trabajo. El objetivo principal es, en un futuro no muy lejano, descartar de un tratamiento a aquellos pacientes a los que un fármaco pueda dañarles el hígado. Y en un futuro más remoto, modificar los medicamentos para que no produzcan esa toxicidad hepática.

Pero, como dice Lucena, aún tienen muchas piezas por encajar en el rompecabezas. Todavía no han logrado encontrar cuáles son los perfiles genéticos de riesgo ni tampoco distinguir cuándo la reacción adversa de un fármaco en el hígado es simplemente un indicador de que se está metabolizando esa sustancia -y por lo tanto se puede continuar el tratamiento- o una señal de un deterioro hepático irreversible que puede ser hasta mortal -y ante el que debe suspenderse su administración de inmediato-.

Encontrar un marcador que indique ante cual de estas dos situaciones está el paciente será clave en el futuro para que los médicos decidan si pueden proseguir con un tratamiento o si deben interrumpirlo.

No forma parte de la investigación, pero estos expertos hacen un aviso a navegantes: algunos productos con hierbas que se compran en herboristerías también pueden entrañar riesgos, lo mismo que las setas o las medicinas. Ambos apuntan que muchas personas reacias a tomar medicamentos, ingieren sin remilgos estos productos en la creencia de que son naturales. Sin embargo, recuerdan, estos no pasan ensayos clínicos ni se conoce su composición exacta, como ocurre con los fármacos. Consejos aparte, los investigadores siguen construyendo su puzle. Algún día terminarán de encajar todas sus piezas.

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