Lucía Pérez: "La relación personal con el paciente es irremplazable en salud mental; nunca la sustituirá una IA"

Día Mundial de la Salud Mental

La reputada psiquiatra del Hospital Regional de Málaga cree que "el bienestar emocional no lo va a cubrir nunca la sanidad pública porque no tiene medios"

El drama casi invisible: una persona se suicidó cada tres días en Málaga en el primer semestre de 2024

La psiquiatra y profesora Lucía Pérez Costilas, en una imagen.
La psiquiatra y profesora Lucía Pérez Costilas, en una imagen. / M. H.

El flechazo de Lucía Pérez Costillas (Málaga, 1964) con la psiquiatría ocurrió en su época de estudiante en la Facultad de Medicina. Poco después, en una de sus primeras consultas conoció a una paciente que la dejó marcada de por vida. Le confesó: "Doctora, quiero más cáncer, porque la depresión es una enfermedad en la que nadie te comprende". Aquella frase le cambió para siempre el rumbo de su vida profesional. Lo demás es historia.

La reputada psiquiatra del Hospital Regional ha asesorado en el Programa Alienta para la Prevención del Suicidio en Málaga junto a la Asociación Justa Alegría, el Ayuntamiento y el Teléfono de la Esperanza. Su interés por investigar el suicidio surgió, de nuevo, pasando consulta. Esta vez en el Hospital Comarcal de Antequera, una zona con una importante agrupación familiar de suicidios, según la experta.

Desde entonces, la profesora en la Universidad de Málaga no ha parado de estudiar la depresión, la ansiedad, las tendencias suicidas y el trastorno bipolar. Este periódico habla con ella en el Día Mundial de la Salud Mental. La profesional no olvida mencionar, al final de la entrevista, que tuvo cáncer y estuvo de baja un año. "Estuve al otro lado de la cama. Me ayudó a ver la perspectiva del paciente, a pararme y a valorar aspectos del bienestar emocional que no son el estatus laboral; la salud, porque la había perdido, pero que sí son el sentido de la vida: los amigos, la familia, la belleza", cuenta emocionada.

-Este viernes se celebra el Día de la Salud Mental. ¿Hablar sobre salud mental sigue siendo tabú hoy día o siente que se ha dejado de estigmatizar sobre los distintos colectivos?

-Afortunadamente, se ha cambiado mucho en eso y sí ha habido un avance. La salud mental empieza a desestigmatizarse. La prensa tiene mucho que ver en que se pueda hablar de esto. Existe un movimiento social encabezado por artistas y por gente de reconocido prestigio que ha verbalizado que existe el problema y algo que es aún mucho más importante: la enfermedad mental es algo que ocurre y si se trata adecuadamente se soluciona. Cada vez somos más conocedores de los avances en salud mental, que cada vez son mayores. Ahora hay enfermedades como el trastorno bipolar de la que sabemos que la carga genética es de hasta un 40 o un 80% y hay tratamientos y diagnósticos mucho más guiados, y mucho más específicos.

-La falta de personal y de medios o las pantallas entiendo que son algunos de los mayores desafíos.

-Sí. Uno de los grandes desafíos es que seguimos con pocos medios. Hay que reclamar más medios profesionales. El otro tiene que ver con la informática y los móviles. Porque son agentes generadores de patología mental y de aislamiento, y, por otro lado, se están desarrollando programas que sirven para el abordaje, el seguimiento y el entrenamiento. Igual que en salud física se ha avanzado mucho (se necesitan fisioterapeutas, entrenadores personales, gimnasios), también se ha avanzado en salud mental. Podemos hacer entrenamientos de relajación online, meditación. Incluso hay técnicas cognitivo-conductuales guiadas a través de la red y hay mucha investigación en esta línea.

-¿Una inteligencia artificial jamás podrá sustituir la labor de una persona que hace de psicólogo o psiquiatra?

-Nunca la sustituirá una IA. En la facultad les digo muchas veces a los alumnos que a lo mejor lo que aprendan ahora no sirve del todo para el futuro porque el conocimiento va cambiando. Pero el encuentro con el paciente siempre lo van a tener que hacer ellos. La empatía sólo la puede sentir el ser humano. Entonces, esa relación personal es irremplazable en la medicina y mucho más en salud mental. Los traductores directos de lo que le pasa al individuo vamos a ser humanos.

-En Andalucía, tenemos solo 3,5 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes.

-Hay una falta tremenda. Pero hay algo que a mí me gustaría transmitir. Lo que más va a prevenir la salud mental es el bienestar emocional. El bienestar emocional no lo va a cubrir nunca la sanidad pública porque es imposible. No tenemos medios. Sin embargo, la gente, igual que se ha hecho consciente de esta cosa de ir al gimnasio o al fisioterapeuta por mantenerse bien, por ganar en bienestar físico, tiene que ganar en bienestar emocional. Eso pueden hacerlo a través de terapias grupales, haciendo mindfulness, introduciendo cosas que en otros países ya se hacen. Eso es también que en los colegios que empiezan a mentalizarse tengan estos programas de bienestar avalados por psicólogos. No podemos dar el salto del bienestar emocional a la enfermedad mental. Porque eso también es estigmatizar. Fíjate en los adolescentes. Ahora está habiendo un aumento de jóvenes que se autolesionan. Un 40% de ellos se autolesiona. Tienen que tener un apoyo antes de patologizar. Muchos tienen intentos de suicidio. Debe haber en los colegios algo que les ayude en ese bienestar emocional. Tienen que tener un apoyo antes de que se les patologice.

-Habla de bienestar emocional. ¿Cómo lo conseguimos si estamos todo el día trabajando y el sistema nos quiere productivos?

-Debemos dedicarle tiempo a que en las empresas den espacio para el equilibrio personal. Eso es prevenir la salud mental. Si no generamos un burnout, un trastorno originado por el estrés crónico. Ahí la terapia hace una reestructuración cognitiva. Habría que potenciar mucho el trabajo del psicólogo en mejorar el bienestar emocional empezando por los niños. Luego con programas en la universidad y en centros de trabajo. Eso no es ninguna novedad. Google o Amazon tienen coach, gente que ayuda antes de decir "carguémonos de psicólogos". Tú ahora vas por la calle y ves menos obesidad. La gente va al nutricionista o al gimnasio. Sale a andar por la calle. Ya no se come como se hacía antes. Hay que hablar de bienestar emocional e introducir que las personas queremos ser felices, no sólo estar sanas. En este día se podría cambiar la narrativa en ese sentido. En vez de hablar de estigma, hablemos de bienestar emocional. Nos tenemos que cuidar y relacionarnos más sin móviles.

-¿En el Regional, le llegan cada vez más casos de ansiedad y gente quemada por el trabajo?

-Llegan muchos más casos. No te puede decir cifras exactas. Después de la pandemia ha podido subir un 25% la demanda de casos por ansiedad o estrés laboral. Atención Primaria está desbordada con este tema. Muchas veces lo que producen es un malestar emocional intenso y requiere de una orientación urgente.

-Una de las armas para aliviar los trastornos son los ansiolíticos. ¿Cree que se recetan tanto en España porque no hay tiempo ni recursos para un tratamiento psicológico?

-Se recetan muchísimo en España. En este momento, hay un programa específico a nivel nacional para no recetar ansiolíticos y para retirar los que hay. Ante una situación de malestar emocional así, en una sociedad despersonalizada donde las redes sociales reales son escasas, lo que hay que hacer es crear más estructuras con mecanismos de apoyo social. Si tú tienes un problema laboral o de inestabilidad no te puedes sentir bien. El psicólogo no te va a dar una solución. No queremos sólo más médicos. Hay una ansiedad que no es patológica, sino que es una reacción ante cómo funciona el sistema. La persona con burnout tendrá que regularse emocionalmente antes de ir al psicólogo. No se puede pagar a nivel público, por ejemplo, entrenadores personales. Tiene que crecer la sanidad pública, pero tenemos que mentalizarnos como sociedad que el bienestar emocional hay que fomentarlo desde niño y desde varias vías. Hay intervenciones específicas. No vemos a grupos meditando, o a grupos de autoayuda. Cada va más gente va al psicólogo, sí. No debe haber una mentalidad de voy al psicólogo cuando estoy mal, sino voy al psicólogo porque veo que tengo esta fragilidad y necesito herramientas para cuidarla.

-Cada día unas 11 personas se suicidan en España. Estas son las cifras estimadas a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística. ¿Qué podemos hacer como ciudadanos, hermanos, hijos?

-Si lo sospechamos debemos preguntarlo sin miedo. Debemos estar muy presentes y acompañar a la persona hasta que vea a un profesional. Muchas veces lo sospechamos, pero evitamos preguntar porque aún existe un tabú. Hablemos de los ancianos. Son los que más se suicidan. Los escuchamos habar sobre la muerte y no nos paramos en preguntarles algo así como "¿alguna vez has pensado en quitarte a vida?". La primera intervención en la prevención de suicidios es compartir lo que piensan. Los ancianos cumplen con todos los factores de riesgos. Si estamos viendo que una persona está sola, la vemos triste o habla mucho sobre la muerte tenemos que preguntarle específicamente. En el momento que una persona te dice que lo ha pensado, ya lo comparte y disminuye el riesgo. Puedes decirle: "No sé qué decirte, pero estoy contigo. Vamos a consultarlo con un profesional".

-La muerte es un tabú en España.

-Sigue siéndolo. Muchas veces en los adolescentes cuando ocurre cuesta cómo abordarlo. En las escuelas, el que lo ha hecho se le señala. Hay que sabe abordarlo. Si tenemos un trabajo de bienestar emocional en los colegios, se evitaría mucho más o se normalizaría hablar de ello. Se hablaría de ello, no se daría lugar a estigmatizarlo y se cambiaría esa mirada morbosa por una mirada de ayuda.

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