Málaga

Aprender a salvar vidas desde el aula

  • Piden formación en parada cardiorrespiratoria en los centros educativos

Ángel García Alcántara, el médico que impulsó la formación de RCP en Málaga, explica cómo actuar.

Ángel García Alcántara, el médico que impulsó la formación de RCP en Málaga, explica cómo actuar. / M. H.

Dedicar ocho horas en todo un curso escolar a formar a los niños de colegios e institutos para que sepan cómo actuar ante una parada cardiorrespiratoria ayudaría a salvar muchas vidas. Porque con el transcurso de los años habría muchas personas preparadas para hacer resucitación cardiopulmonar (RCP). Con esta idea, el director provincial del 061, Alejandro Salazar, reiteró una reivindicación que –de atenderse– sería muy útil: que de forma reglada, el curriculum de los centros educativos incluya esa preparación.

En la actualidad, la Empresa de Emergencias Sanitarias (EPES) organiza muchas actividades formativas para enseñar a niños y adolescentes a actuar ante una parada y a utilizar el desfibrilador. Pero queda a iniciativa de los centros educativos solicitarlas. Incluir esos contenidos en la formación reglada permitiría aumentar la proporción de personas preparadas ante una urgencia de ese tipo. Según estudios, hay una variabilidad muy grande en Europa del porcentaje de testigos capaces de actuar frente a una parada cardiorrespiratoria. Del 85 al 12%, siendo los países nórdicos los más capacitados. Málaga está en un 30%, lo que la sitúa en la media española.

Esta ciudad tiene ya la mayor tasa de desfibriladores por habitante de España. Pero según Salazar –que hizo estas declaraciones en el acto en el que la EPES concedió la distinción de zona cardioasegurada a 28 espacios cardioprotegidos de la provincia– falta formación. Ante una parada, la intervención en los primeros ocho minutos es clave para que la persona se salve y las secuelas sean menos graves. Si nadie actúa mientras llega la ambulancia, puede que cuando acudan los sanitarios sea demasiado tarde.

Salazar insistió además en que “no hay que tener miedo” a usar el desfibrilador, porque es muy intuitivo. Ni tampoco a romper una costilla con la RCP a la persona en parada porque si no se hace nada, muere: “Actuando, tiene la posibilidad de vivir y muchas veces sin secuelas. Es mejor un vivo roto que un muerto entero”.

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