Discapacidad

¿Dónde está mi silla?

  • De nuevo en estos días se habla de eutanasia y todo el mundo opina, hasta yo, englobando dentro de este concepto los cuidados paliativos y el suicidio asistido

CASI nadie se pregunta el porqué de estas situaciones que a priori todo el mundo entiende, incluso justifica desde el desconocimiento de las condiciones personales que afectan a cada individuo.

El debate se circunscribe a palabras malsonantes, que más allá de su significado literal abarcan mil llantos y desesperaciones que se traducen en dos conceptos generales: si debemos morir dignamente o tener una vida digna.

Nunca había tenido tanto sentido un simple interruptor que da o quita luz a una vida, que da o quita sentido a un deseo. Que nadie se atreve a accionar, que nadie debería estimular para que se accione, porque pocos conocen los sin sabores que produce la agonía de la desesperación.

Y es que antes de entrar en el túnel fatídico, hemos de recorrer un circuito cargado de curvas cerradas, de badenes sin señalizar, de peligros y faltas de coherencia incorporados en vidas que no hemos elegido.

Mientras tanto, para obtener los recursos del catálogo ortoprotésico, es decir, para obtener una ayuda técnica necesaria para nuestra vida diaria, hemos de realizar un sin fin de actuaciones, citas, visados de recetas, etc.

En estos días pude comprobarlo en el centro de especialidades de Barbarela, donde se accede a la planta baja (sala de fisioterapia y consulta rehabilitadora), mediante unas cómodas escaleras o dando un rodeo por fuera del edificio.

Allí encontré a Manolo, que sólo quería que alguien le recetara un zapato con alza y, así fue, se lo recetaron, pero sin alza, por lo que como el decía, de aquí no me voy hasta que me lo receten, haya crisis, o no.

Y es que para hacer tu vida un poquito más fácil, desde los años 80 existe un catálogo de prestaciones ortoprotésicas, que debe cubrir las necesidades básicas de las personas con discapacidad en esta materia.

Ni que decir tiene que éste adolece de las actualizaciones necesarias para el fomento de la vida autónoma y que va siendo hora de que sufra una modificación acertada con las inquietudes que manifiestan las personas, y sobre todo, para el uso y disfrute de los recursos de la ciudad.

Mientras, la crisis afecta a todos, incluso a esa vecina que dejaba la silla de ruedas eléctrica en su portal y que se la han robado.

Todos hemos podido leer la noticia esta semana, y la hemos evaluado de inverosímil. Sin embargo, muy pocos se han preguntado el motivo por el que esta señora dejaba la silla de ruedas en su portal y no la subía a casa.

Tenemos una Ley de Propiedad Horizontal de los años 60, modificada, eso sí, pero sólo en los artículos leves, donde se sigue dejando a criterio del resto de los vecinos si se acometen obras de eliminación de barreras en elementos comunes, mejor dicho, se deja a criterio de ellos quién las abona, porque derecho para ejecutar la obra tenemos, el problema está casi en lo de siempre, ¿quién lo paga?

Ésta es la Málaga que tenemos al amparo de una Andalucía de primera, que conforma una España desigual para sus ciudadanos, donde un voto no vale lo mismo aquí que en otro sitio y donde ciudadanos con el mismo DNI reciben diferente atención.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios