Málaga

"El sistema sería mucho más eficaz si hubiera jueces especializados"

  • Manuel Villén concluye una trayectoria profesional de 41 años puntualizando que el Ministerio Público necesita expertos de Hacienda y agentes de Policía que dependan exclusivamente del fiscal para atacar la corrupción

La jubilación sorprendió el jueves a Manuel Villén (Rute, Córdoba, 1942) trabajando en su despacho. Desde diciembre de 2008 ha sido teniente fiscal de Málaga, después de ostentar durante 12 años la jefatura y renunciar voluntariamente para no impedirle a su hija que optara a una plaza en la Fiscalía de Málaga. Sus 41 años de ejercicio profesional le han permitido vivir desde la primera línea de fuego cómo esta institución ha cobrado vigor y protagonismo, hasta el punto de estar al borde de tomar las riendas de la investigación en el proceso.

-La Fiscalía que conoció en 1996 no es la que deja ahora. Ha cambiado la dimensión, pero también los contenidos.

-Ha cambiado todo. Si hablamos de números sólo hay que tener en cuenta que no había entonces más que 45 fiscales, al dejar la jefatura en 2008 ya se había doblado este número y después ha crecido más. Antes había un fiscal jefe, un teniente y fiscales, ahora hay decanos de secciones y se han creado muchas en todo este tiempo. Incluso en 1998, antes de que surgiera el movimiento de especialización que promovió Conde Pumpido, en Málaga ya había un fiscal encargado de Medio Ambiente.

-En estos años la Fiscalía ha desarrollado una actividad investigadora propia que antes no existía.

-El año que llegué se habían incoado seis diligencias de investigación, que entonces se llamaban informativas, y ahora si no llegan a 2.000 estarán muy cerca. En Málaga se ha desarrollado una actividad investigadora notable a pesar de las deficiencias de la regulación.

-¿Han ido por delante de las normas?

-Las diligencias de investigación se regulan apenas en dos preceptos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y del Estatuto del Ministerio Fiscal, así que tenemos que inventárnoslas. A veces surgen problemas acerca de si se pueden personar las partes, la publicidad de las diligencias, la consecuencia de la no comparecencia de testigos... Porque está muy poco regulado. Luego, la investigación se limita a seis meses y si hace falta una aportación documental muy grande de diversos organismos el tiempo se acaba sin que se haya completado. En definitiva, falta normativa y eso, indudablemente, se acusa.

-Estamos en el preámbulo de dar al fiscal la instrucción del procedimiento.

-No completa porque hay diligencias restrictivas de derechos fundamentales que, por supuesto, no, pero la dirección de la investigación la debe llevar el fiscal. Por otra parte se está produciendo un efecto perverso porque como los jueces saben que el Ministerio Público ya investiga son continuos los traslados para que el fiscal inste lo procedente, así, sin más. Con lo cual ni uno ni otro acaban ejerciendo esta función con plenitud y eso no es deseable.

-¿Está la judicatura de acuerdo con dejar al fiscal al frente de la investigación?

-Entiendo que sí, aunque si el consejo, su órgano de gobierno, lo va a informar favorablemente o no, eso ya no lo sé.

-¿Tiene el Ministerio Público herramientas suficientes para sacar adelante los macrojuicios?

-Nos están suponiendo un considerable sacrificio. Hay fiscales con dedicación exclusiva pero son juicios en los que debería haber dos o tres fiscales que conocieran perfectamente los asuntos, pudieran intervenir y debatir la estrategia procesal. Por otra parte, también hace falta ya personal de Hacienda y funcionarios de Policía que dependan exclusivamente del fiscal. Por otra parte, aquí en Málaga siempre ha habido juicios de este tipo. Recién llegado fue el famoso de Intelhorce y ya en 1997 ó 1998 hubo una condena y varias acusaciones relacionadas con el Ayuntamiento de Marbella.

-¿En el asunto de la corrupción se llegó demasiado lejos porque no hubo respuesta judicial a tiempo?

-Era una época en la que este tipo de delincuencia no se había atajado y había que abrir nuevos caminos. Recuerdo que por el año 1998 en una memoria hablaba ya de la corrupción en la Costa del Sol y tuve polémicas, amistosas, pero polémicas en definitiva, con autoridades malagueñas que decían que eso daba mala impresión y que podía retraer el turismo.

-¿Qué le pediría al nuevo fiscal general?

-Que haga realidad sus propósitos de autonomía, que no se vea la Fiscalía como un órgano del poder ejecutivo y que si en algún momento aparece como tal reaccione, porque ni constitucional y estatutariamente es así. El Estatuto es muy claro sobre lo que se debe hacer en el supuesto de que haya alguna petición por parte del Ejecutivo: reunir a la junta de fiscales de sala, recabar su informe y decidir lo procedente.

-¿Falta independencia?

-Yo creo que no. Aquí en Málaga aseguro que no.

-¿Es eficaz el sistema judicial para los tiempos que corren?

-Está siendo eficaz, aunque podría ser muchísimo más en esta materia de la corrupción si hubiera órganos jurisdiccionales especializado. Eso redundaría en una mayor eficacia.

-¿Cómo ha visto el asunto del juez Baltasar Garzón, ahora ya inhabilitado?

-Si me permite no opino. Hay causas que todavía siguen subjudice. Lo que sí puedo decir es que alrededor se ha montado lo que no es otra cosa que un circo mediático que me parece absurdo. Sean o no correctos los procedimientos contra Baltasar Garzón, en cualquier caso es un ciudadano y lo que no puede ser es que se monte esto como si no pudiera ser sometido a juicio. A juicio puede ser sometido absolutamente todo el mundo.

-Incluso el yerno del Rey.

-Pues por supuesto. Pero es que, además, no es el primer juez que se somete a un procedimiento judicial. Tenemos el caso de Urquía, el del juez de instrucción número 3 de Málaga, otra jueza de Coín, el juez Serrano de Sevilla, otra juez de Motril, Gómez de Liaño, que fue juez de la Audiencia Nacional, y nunca se ha montado todo esto. Y vuelvo a decir que no estoy valorando la sentencia ni la actuación de Baltasar Garzón, pero parece que se juzga a una persona cuando el derecho penal de autor no existe en España. No se juzga a la persona de Garzón ni la actividad que ha desarrollado a lo largo de 20 años, sino una actuación concreta.

-La conocida como investigación de los bebés robados es una de las que más ha impulsado la Fiscalía. ¿Se llegará a algo finalmente?

-Hay muchas causas abiertas, se ha solicitado una exhumación y se ha practicado otra y, bueno, estamos en una primera fase. Esta será una tramitación realmente trabajosa, pero si por lo menos se esclarece la verdad en algunos casos habrá servido para algo.

-¿Le ha dado la Fiscalía muchos disgustos?

-Algunos porque siempre hay cosas que no está en tu mano resolver. Hace 20 minutos [el miércoles pasado] me estaban planteando que llevamos con la misma plantilla de funcionarios desde el año 1993 ó 1994, cuando la cifra de fiscales se ha multiplicado desde entonces por tres y ese tipo de carencias que no puedes resolver te da disgustos.

-Llegó a esta ciudad después de trabajar más de 20 años en Sevilla, donde fue teniente fiscal. ¿Qué tal en Málaga?

-¡Muy bien! Tenía ya relaciones antes con Málaga. Venía mucho y veraneaba aquí. Estuve también siete años interno en un colegio donde hice el Bachillerato. Tras los lógicos problemas al llegar, porque no sólo me traslado yo, sino toda una familia con cuatro hijos, algunos ya mayores, al cabo de poco tiempo tenía decidido seguir viviendo en Málaga indefinidamente.

-O sea, que se queda.

-Sí, seguiré viviendo aquí, sin perjuicio de que vaya a mi pueblo de vez en cuando o a Sevilla, porque allí siguen viviendo dos hijos, pero mi casa estará en Málaga.

-Se jubila porque toca, pero ¿le apetece?

-Esto es algo que se va asumiendo poco a poco, de modo que cuando llegas a los 70 años pues piensas que también estarás muy bien paseando, viajando y leyendo más de lo que leo ahora. Y si me apetece escribir alguna cosa pues a lo mejor lo hago, aunque sea para satisfacción personal, para que lo lea mi familia y mis amigos. Eso me apetece. Estoy seguro de que no me voy a aburrir ni a ser un jubilado añorante.

-¿Acaso unas memorias?

-No necesariamente unas memorias. Puede que sea una novelilla que se me ocurra, aunque sea malísima, alguna cuestión jurídica en un momento determinado... No descarto nada.

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