Málaga

¿Hay sitio en la terraza?

¿Quién dijo que las terrazas son para el verano? Desde que entró en vigor el pasado 2 de enero la ley antitabaco que prohíbe fumar en el interior de bares, cafeterías, restaurantes y cualquier local hostelero las terrazas de verano han vuelto a la calle. Los propietarios de los establecimientos no han tenido que ingeniárselas mucho para llamar la atención de sus clientes. Una silla, una mesa y una sombrilla para resguardarse un poco del frío o de la lluvia, en su caso, es suficiente para los fumadores que salen a comer, a tomarse un aperitivo, un café o una copa.

"Desde que entró la ley en vigor se llena antes la terraza que el interior del local", afirma Silvia, empleada de Eivissa Biocafé, situado en la avenida Plutarco. Esta cafetería saca la terraza durante todo el año, pero hasta el pasado 2 de enero la gente era más reticente a sentarse en la calle en pleno invierno, siempre y cuando hubiese sitio en el interior. Ahora, la ley lo ha cambiado todo. "Por el momento no tenemos estufas de exterior y parece no importarle mucho a la gente, porque se sienta en la terraza sin problemas", reconoce.

Lo mismo ocurre en otro local de la zona, Star's Café. "Con la ley antitabaco las terrazas tienen más vida", asegura Salva, uno de los propietarios. Este establecimiento sí cuenta con estufas de exterior que permiten calentar dentro de lo posible el ambiente. Sus propietarios las adquirieron meses antes de que la ley entrase en vigor. En aquel momento su precio oscilaba entre los 180 y 200 euros. Ahora, ante la demanda, su precio puede llegar hasta los 300 euros.

A esta inversión hay que sumarle el gasto que conlleva su mantenimiento. La duración media de las bombonas de propano es de dos o tres días y su precio es de 12,5 euros cada una. Así que mantener la terraza con un ambiente cálido durante un mes, suponiendo que se necesitan dos estufas para ello, supone que el propietario tenga que invertir 310 euros en bombonas de propano.

En la cervecería Amsterdam Café no ocurre lo mismo. Al no tener terraza, los clientes entran y salen del local para fumarse el cigarro. "Por el momento no hemos tenido ningún problema. La gente se ha adaptado bastante bien a la ley y no hay que llamarle a nadie la atención", afirma Inés, camarera del establecimiento, que reconoce que sí tienen que estar "más pendientes de las mesas ya que muchos clientes abandonan sus sitios momentáneamente para salir a fumar".

Para otros locales, como la cafetería Lepanto, ubicada en calle Larios, la ley no ha influido para nada. "Nosotros ya prohibíamos fumar en el interior del establecimiento, así que lo de fumar en la terraza viene de antaño", reconoce el responsable de Lepanto.

Pero que la gente fume en la calle, ya sea en las terrazas o a las puerta de los locales, está generando algún que otro problema, sobre todo con los vecinos. Los corros de fumadores a las puertas de los establecimientos están ocasionando que más de un vecino se queje del ruido, sobre todo pasada la media noche.

Y mientras tanto, los fumadores se acostumbran poco a poco a esta nueva condición, a la que muchos califican como "demasiado extrema". "Entiendo que en los sitios de comida no se permita fumar, pero en los bares de copas el humo no molesta tanto. Nosotros también tenemos derechos", exclama indignado José Antonio Jiménez.

La visión de los no fumadores es totalmente distinta. "Antes no salía porque odiaba ir a un sitio en el que el ambiente estaba cargado de humo y volver a casa oliendo como si yo fuera fumador. Ahora estoy encantado. No respiro el humo de nadie y llego a casa oliendo al perfume que me he puesto", afirma Virginia Sánchez.

Si en pleno mes de enero las terrazas están prácticamente llenas, quizás cuando se acerque el buen tiempo la pregunta más frecuente de los clientes sea ¿hay sitio en la terraza?

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