Balcón de Notables · José María Troya Linero

"La tecnología nos hace más visibles y controlables. Nadie lo puede evitar"

  • El promotor del Centro Andaluz de Informática reflexiona sobre la exposición del individuo en la sociedad de las TIC, la situación actual de la universidad o el futuro de los titulados.

José María Troya Linero (Olvera, Cádiz, 1952) es el fundador del grupo de investigación más grande de la Universidad de Málaga, el más potente de Andalucía en el campo de la informática y uno de los más importantes de España en este área. El Grupo de Ingeniería del Software (Gisum) da cobijo a un centenar de expertos. Pero su recorrido llega hasta aquí. Los investigadores relacionados con la transferencia tecnológica, liderados por Troya, componen el corazón científico con el que nace el Centro Andaluz de Tecnologías Informáticas. La mudanza a las instalaciones levantadas en la ampliación del Campus de Teatinos se producirá en unas semanas, después de un año de retrasos surrealistas relacionados con las infraestructura eléctrica.

-¿Qué estrategia seguirá el grupo a partir de ahora?

-Al centro nos trasladamos los que estamos más relacionados con la transferencia tecnológica: grupos que tienen proyectos europeos y en colaboración con empresas. El Gisum es muy grande, con muchas líneas de trabajo y equipos. A partir de ahora cada línea tendrá su grupo, con su nombre e identidad cubierta por el centro, no ya por el Gisum, que deja de ser un elemento único, de tal forma que en el futuro también pueda entrar gente que no sea de este grupo. La idea es que crezca.

-¿Cómo le ha afectado la crisis y el recorte de fondos a un equipo científico tan grande?

-Ahora tenemos menos contratados y menos becarios porque hay menos proyectos. Somos unos 100, la mitad profesores. Hemos perdido entre un 10% y 15% del personal. De todas formas todo esto es muy variable porque dependes de los proyectos que consigues en cada momento.

-¿Cuántos proyectos tienen?

-No sé exactamente cuántos hay en total, pero haciendo resumen solo de lo que nos llevamos al centro he comprobado que hay 10 proyectos europeos, algunos que duran hasta 2015 y 2016 y ocho o diez más a cargo de la línea Interconnecta de la Junta de Andalucía y colaboraciones con empresas. Con eso arrancamos.

-¿Faltan grupos grandes en la investigación?

-Creo que una de las carencias del sistema español es que la investigación está muy atomizada. Hay que tener grupos grandes para que sean más flexibles, más potentes y adaptables a las circunstancias, a nosotros nos ha ido bien por eso. Desde hace seis u ocho años tenemos entre 40 y 60 contratados y becarios, además de los profesores.

-¿El tamaño afecta a la capacidad científica?

-Claro, aunque siempre depende de cada disciplina. Por ejemplo la informática ha evolucionado muchísimo. En el campo de ingeniería del software hemos cambiado cinco veces en 15 años. Antes estaban los lenguajes declarativos, ahora el cloud computing, en el que nadie trabajaba hace solo cinco años. La evolución es rápida y drástica, por eso es importante tener cintura para adaptarse.

-O sea, que también hay pymes en ciencia.

-El problema no son exactamente los grupos. Lo que faltan son estructuras mayores como este centro que estamos creando. En la mayoría de las universidades españolas y mucho en Málaga faltan institutos, centros de investigación, estructuras de mayor dimensión que hagan ese papel de protección, por eso mi pelea, mi lucha y mi ilusión por este centro.

-¿Qué proporciona un instituto?

-Los institutos dan identidad, permiten la colaboración entre los equipos y la evolución, favorecen la visibilidad y la flexibilidad en el trabajo. Además, una de las grandes carencias de la investigación en España es que no hay personal de apoyo, cuesta dinero y nadie lo pone. Esa es una rémora importante. Un instituto permite por ejemplo tener técnicos de laboratorio o, en nuestro caso, técnicos de gestión porque manejamos mucho personal. Aquí todo lo hace el investigador que dedica parte de su tiempo a esas tareas.

-Ahora no hay dinero, pero cuando ha habido dinero tampoco ha despegado la investigación en España.

-El parón actual nos hace perder posibilidades que se estaban abriendo, pero no creas, por lo menos en las ingenierías y las ciencias hay mucha más presencia internacional de la que se cree. La sociedad española conoce poco la universidad y la investigación. En la calle hay poco interés por estas cosas. Hay poco reconocimiento social. Si, por ejemplo, en Inglaterra dices que eres investigador todo el mundo le da mucha importancia.

-Y aquí pudiendo ser futbolista...

-Claro, eso es lo que pasa.

-¿Se puede aprovechar la crisis para repensar la universidad?

-Sí, pero yendo al detalle. Si se quiere mejorar habría que resolver las cosas que están mal.

-¿Por ejemplo?

-Hay nichos de ineficiencia, como en todas partes.

-¿Dónde están esos nichos de ineficiencia?

-Ha crecido el número de profesores. Si ese profesorado investiga y produce, bien, pero si no investiga ni se dedica a actividad que sea de estudio o trabajo pues tampoco se controla mucho. Hay quien investiga mucho y quien investiga poco, pero hay que dar las mismas clases. Uno de los fallos de la universidad que no hay forma de distinguir claramente el tiempo dedicado a investigación frente a docencia.

-Los sexenios sí miden la investigación.

-Es una manera de hacerlo a posteriori y tampoco es correcta. Un becario que termina la tesis, que está en el punto álgido de investigación y tiene la suerte de conseguir una plaza tiene que dar 32 créditos de docencia. ¿De dónde va a sacar tiempo para investigar? No nos damos cuenta de que la investigación de excelencia demanda mucha dedicación y eso es incompatible con dar mucha docencia. Por eso es necesario reconocer la figura del investigador y contratar profesores que tengan más dedicación a la investigación y menos a la docencia.

-¿Ha cambiado la crisis la actitud de los alumnos ante los estudios?

-No lo sabría decir pero sí ha crecido el número de estudiantes y eso es importante porque en Informática se habían perdido y ahora se están recuperando. Parece lógico porque en Informática casi no hay paro gracias al cambio tecnológico que se está produciendo, a que hay empresas fuertes y que el conjunto de las empresas se están tecnificando. El sistema económico y financiero está en crisis pero la informática no.

-¿Se paga bien a los titulados?

-En general no.

-¿Los salarios bajos son solo un fenómeno local?

-En Madrid el mercado es más potente y se paga mejor al informático, pero cualquier otro profesional cobra más allí que aquí.

-¿Tiene relación con la debilidad del tejido empresarial?

-Muchas empresas son factorías o delegaciones que traen aquí la parte más productiva porque es más barato y se mantiene barato para que esto sea posible.

-¿Igual que en Bangalore?

-No todo porque también hay empresas buenas y punteras, pero muchas otras vienen porque la mano de obra es buena y barata.

-Hay quien cuestiona el modelo universitario actual porque se ve un derroche formar universitarios que el sistema productivo no es capaz de absorber.

-Siempre ha existido ese debate y no tengo una idea muy formada. Creo que es mejor ser universitario que no serlo, pero claro eso tiene un coste que pagamos todos. Yo sí pondría como condición que el alumno haga su trabajo. Lo que no debe ser es que esté 10 años en la universidad para hacer una carrera porque ahora hay algunos criterios pero son muy endebles. Ahí es donde habría que incidir, siempre teniendo en cuenta que no se pueden aplicar las mismas reglas a todas las titulaciones.

-¿Llegan los alumnos con poco nivel o estudian poco aquí?

-Llegan con poco nivel y asisten poco a clase. Durante años he defendido la asistencia a clase pero ahora empiezo a no tenerlo claro. Aunque que la clase presencial es absolutamente imprescindible pienso creo que deberíamos evolucionar hacia un modelo más basado en las tecnologías que, sin quitar la clase presencial, dé valor al resto de la presencia del alumno ya sea en el campus virtual, trabajando con los compañeros o con el profesor.

-La UMA ha acordado aprobar al 70% de los alumnos que se examinan.

-Un objetivo loable.

-¿Que baja el nivel?

-Ese es otro tema. Si los alumnos estudian más aprobarán más, pero si no estudian baja el nivel y si baja el nivel estamos en lo que estamos. La sociedad española, posiblemente como todas las del sur, no está orientada al conocimiento y al estudio. Aquí se vive muy bien pero falta sensibilidad y valoración del estudio.

-¿Las TIC nos han traído a sociedades menos libres?

-Evidentemente sirven para controlar más, pero el hecho de que nos puedan espiar no quiere decir que lo hagan porque la información si no se analiza no es información.

-¿El hecho de que alguien tenga esa información vulnera nuestra libertad?

-Vamos a estar más controlados. La tecnología nos hace más visibles para los demás, más detectables y más controlables, pero las facilidades tecnológicas también permiten ampliar las perspectivas individuales y, por tanto, ser más libres.

-¿Quién nos debe preocupar más, empresas o gobiernos?

-Los dos, cada uno con sus intereses. De alguna manera siempre ha ocurrido. Siempre ha habido espías, lo que pasa ahora es que con los medios actuales vamos a ser una sociedad más controlada y eso no lo podrán evitar ni las leyes ni nada.

-O sea, que estamos expuestos.

-Estamos expuestos y se lo tenemos que decir a nuestros jóvenes. Nosotros cada año se lo decimos a los alumnos: cuidado con Facebook, con Google, con los datos que se ponen, con las fotos comprometidas y la información personal, que luego llegas a una empresa y te sacan una foto durante una juerga. Hay que educar para que se sepa el mundo en el que vivimos.

-¿Somos conscientes?

-No qué va, claro que no. Todo esto va muy rápido y en una sociedad con poco apego al estudio se conoce muy poco. Yo, por ejemplo, tengo muchos reparos a poner mis datos en internet.

-¿Por una simple cuestión de privacidad?

-Efectivamente. La privacidad es mucho más importante que la cuestión delictiva, sobre todo porque puede ser explotada por las empresas.

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