El Teléfono del Menor, el Defensor del Menor, programas de atención a víctimas que no han cumplido la mayoría de edad, asociaciones que apoyan a adolescentes violadas... Las víctimas cuentan con una red de apoyo psicológico y jurídico, desde el momento de la denuncia hasta después del juicio.

La Consejería de Igualdad y Bienestar Social subvenciona un programa de la asociación Márgenes y Vínculos que atiende a los menores que han sufrido algún abuso. Aunque ubicada en Granada, sus profesionales se desplazan una vez en semana a Málaga para atender a estos niños. En 2006, la asociación dio cobertura a más de 300 menores en toda Andalucía.

La delegada provincial de Igualdad y Bienestar Social, Amparo Bilbao, explica que de entre todas las razones que motivan que a unos padres se les retire la tutela de sus hijos, el abuso sexual sigue siendo una minoría. Pero la Administración garantiza que si ocurre, los niños pueden optar a recuperarse y combatir así sus secuelas.

El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), por su parte, financia un programa de la Asociación de Mujeres Violadas (Amuvi), que ofrece atención psicológica, además de ofrecer una asistencia letrada que se persona en todas las causas, para las adolescentes víctimas de agresiones sexuales, explica la directora del SAVA, María Victoria Rosas.

Cabe recordar que todos los menores víctimas de abusos sexuales son atendidos en el juzgado por equipos de psicólogos especializados que, además, son los encargados de certificar la credibilidad del testimonio del menor que, en prácticamente todos los casos, según estos equipos, tienen elevadísimos porcentajes de verdad. Los niños no suelen inventarse una agresión sexual.

Cualquier persona puede comunicar sus sospechas ante un posible caso de agresión sexual en el teléfono gratuito habilitado por el Defensor del Pueblo Andaluz, el 900 50 61 13, donde también se puede pedir información sobre recursos y solicitarlos. El año pasado, el Teléfono del Menor recibió 576 llamadas y sólo un 3% alertaba de casos de abusos a menores.

Aunque, sin duda, lo que más preocupa a los padres es no saber detectar que su hijo está padeciendo algún tipo de abusos. Un grupo de profesionales, desde médicos a psicólogos, ha elaborado un manual con algunas pistas. Entre los indicadores físicos, se pueden reseñar el vómito de alimentos, orinarse en la cama, dificultar para caminar o sentarse o comportamientos promiscuos inadecuados para la edad.

Pero también hay algunas señales de comportamiento, como los problemas para dormir, temor hacia los adultos, refuerzo de la timidez, temor a la oscuridad o la aparición de tics nerviosos en la cara, entre otros.