Es un director de hotel atípico. Muy simpático y expresivo recuerda multitud de anécdotas de las cuales, dentro de lo que exige la prudencia, unas se pueden publicar y otras no. Desde 2006 dirige las riendas del Málaga Palacio, el hotel más emblemático de la capital. Esta entrevista tiene lugar en la terraza, en la última planta, desde donde las vistas a la Catedral, la Alcazaba, el Parque o el Puerto son espectaculares y únicas.

-Primera semana de julio. ¿Con qué ánimo afronta el comienzo del verano?

-Muy positivo porque, a pesar de todo el panorama económico a escala nacional, Málaga es una de las ciudades que sobrevive, está de moda y debemos confiar en el turismo nacional.

-¿Por qué está de moda?

-Porque es una ciudad que ahora mismo se está inventando. Se está descubriendo en el tema de congresos, se está posicionando como un destino cultural, de fin de semana y periodos cortos de vacaciones y porque creo que tanto las instituciones como los empresarios lo estamos haciendo todos muy bien.

-¿Es un lastre la subida del IVA justo al inicio de las vacaciones?

-No, para nada, porque la subida del IVA no la va a notar el cliente. Ahora, en 2010, tenemos los precios del año 2004 y 2005 por lo que, aun subiendo el IVA, el cliente viene más barato.

-¿Y el cliente se acuerda de cuánto se le cobraba en 2004?

-Sí, perfectamente. Se acuerda de hasta cuando pagaba en pesetas y una habitación costaba 16.000 ó 20.000 pesetas. Ahí estábamos hablando de 1998 y 1999.

-¿Cómo vive un director de hotel la incertidumbre de que los turistas hagan las reservas cada vez con menos antelación?

-Normalmente si un turista no viaja al extranjero, que es cuando se suele organizar con más tiempo, no tiene necesidad de reservar con antelación. Hay una sobreoferta hotelera y la gente sabe que, quitando fechas claves como la Feria de Málaga, Semana Santa o un puente, va a tener sitio. Por otra parte, cuando una persona decide quedarse en España se suele ir sobre la marcha, a no ser que se vaya con familia e igual busca un hotel de playa con todo incluido. También hay clientes que se creen que por esperar a última hora van a encontrar un precio más barato.

-¿Y es mentira?

-Claro que es mentira. No tiene nada que ver. Se puede sacar en algún momento puntual una oferta a última hora pero también se premia a los clientes que reservan con más antelación. Nosotros hacemos un 15% de descuento si se reserva con al menos tres semanas de antelación.

-¿Prefieren quedarse con habitaciones vacías a ponerlas más baratas?

-Sí, porque el cliente se podría sentir engañado ya que no admite que le cobres más por haber reservado con más tiempo. Hay veces que hay que decir esto es lo que he vendido y ya está, aunque se quede la habitación libre. Además, ese tipo de oferta se suele hacer para el cliente de paso y es muy pequeño el número de clientes que se presentan en un hotel sin reserva.

-¿Se ha perdido la tradición de llegar y preguntar si quedan habitaciones libres?

-Sí, antes se utilizaba mucho el paso en las recepciones de los hoteles. Ahora es insignificante.

-El Málaga Palacio es emblemático pero ¿cómo les está afectando la competencia?

-Hay mucha competencia y ahora es cuando se nota la sobreoferta hotelera de la que hablábamos. Siempre se dice que no sobran hoteles sino que faltan clientes, pero creo que sí sobran algunos hoteles. Creo que, en nuestro caso, conseguimos superar a la competencia gracias a la ubicación y, sobre todo, a la gran profesionalidad de los empleados. Damos un servicio muy tradicional, muy de la antigua hotelería.

-En un mundo tan impersonal como en el que estamos ¿a los clientes les sigue gustando que les llamen por su nombre o les da igual?

-A la gente le gusta que el camarero le llame por su nombre, el recepcionista, que el director le salude al verle y si encima han memorizado su apellido mucho más. Hay cosas que nunca se pierden.

-Hablaba de la existencia de una sobreoferta hotelera, ¿hay suficiente mercado para todos en la capital?

-Yo creo que sí. Además, que una capital tenga una buena planta hotelera es sinónimo de que pueda acoger eventos importantes y de que la ciudad avanza. Es un indicativo de que pasa algo en la ciudad. Hay épocas en las que se sufre, porque un hotel son 365 días al año las 24 horas del día y desgraciadamente faltan clientes para todos.

-El concejal de Turismo, Elías Bendodo, destacó esta semana que la oferta de Málaga no es estacional.

-Sí, pero nadie viaja por placer el 10 de enero. Se está intentando quitar la estacionalidad ya que Málaga tiene algo muy importante y que nadie tiene como es su clima. Pero a partir de ahí, hay fechas que, por tradición, no se suele viajar como enero, febrero o noviembre.

-Aparte del clima, ¿cuál es la principal locomotora turística de la capital?

-Es una ciudad museística y es importante la restauración. Dentro de esto juegan un papel muy importante los chiringuitos y me da mucha pena que, en plena temporada de verano, haya otra vez el conflicto sobre la ubicación en la arena de las terrazas. Creo que ese debate se tendría que producir después del verano porque a nadie le puede caber duda de que la mayoría de las contrataciones en verano se producen en este tipo de establecimientos.

-Es un debate que lleva ya más de un año y que, por ahora, no se resuelve.

-Seguramente habrá habido abusos y se tiene que reordenar de alguna manera, pero hay que hacer un paréntesis este verano. Ya se podrá negociar desde noviembre a marzo.

-¿Qué cree que habría que arreglar de forma urgente en la ciudad?

-Para mí el puerto, que es el proyecto más necesario. Tiene que ser abierto al mar como se ha hecho en otras ciudades donde no existen vallas como Alicante, Barcelona, Cartagena o Gijón.

-¿Qué le parece la idea de instalar un Carrefour en el puerto?

-Pienso que hay que ver el proyecto y estudiarlo. Espero que no tenga un impacto visual negativo pero hay que tener en cuenta que muchos atraques van a tener necesidad de abastecerse. Volviendo a la pregunta anterior, creo que los malagueños también deberían valorar más su ciudad y mantenerla limpia, controlar más los ruidos porque es una capital muy ruidosa, que se cuidara el mobiliario urbano y no haya destrozos como en la pasada noche de San Juan. Nos tenemos que creer que tenemos una ciudad para el turismo, saber cuidarla y aprovecharla.

-El Málaga Palacio siempre ha acogido a numerosos artistas, futbolistas, toreros... ¿qué anécdotas recuerda?

-A un personaje muy conocido de este país le regalaron hace muchos años una cabra en un pueblo de Málaga. Este personaje estuvo durante varias semanas alojado en el hotel y la cabra también vivió aquí.

-¿Dónde?

-Hubo que trasladarla a la lavandería, en los sótanos. Los trabajadores se dedicaban a cuidarla. En otra ocasión una persona se compró un mono parecido a los de personal de mantenimiento del hotel. Quería entrar para conocer a los futbolistas del Madrid.

-¿Cómo le cogieron?

-No llevaba la identificación. No llegó a ver los jugadores porque a este tipo de gente se les pilla fácil.

-¿Hay muchas personas que intentan colarse para ver a los famosos?

-Sí, lo intentan como sea. Siempre pasa también que muchas personas de Málaga reservan habitaciones para poder tener acceso a sus ídolos. La última visita del Real Madrid coincidió con la Noche en blanco y muchos jugadores la pasaron precisamente así porque había muchos aficionados del Málaga que se pegaron toda la noche dando gritos desde la calle para desestabilizarlos. La noche fue tremenda. No les dejaron dormir.

-¿Suelen pedir cosas raras los futbolistas del Madrid o del Barcelona?

-No. Siempre ponen mucho cuidado con la alimentación, con productos especiales y con la supervisión del dietista que viene con ellos. Pero no dan mucho trabajo. Además, todos los equipos son copia uno de otro. Al enviarte la reserva te suelen mandar una lista con sus necesidades. Además, aunque dentro de un equipo haya alguna estrella especial, el entrenador siempre exige que todos los jugadores tengan el mismo tipo de habitación.

-Es decir, que Cristiano Ronaldo no tuvo privilegios.

-No. Tenía la misma habitación que el resto de sus compañeros. En los equipos se suele compartir habitación, salvo en el caso de un equipo de la NBA, los Grizzlies, que se alojó en el hotel y que pidieron que cada jugador tuviera una habitación individual.

-¿Piden siempre la misma habitación los famosos?

-Los famosos y los no famosos. Las habitaciones preferidas son siempre las plantas altas y las que dan al mar. Hay clientes habituales, famosos o no, que siempre tienen su habitación. Los que mejor se saben la numeración son los del Festival de Cine.

-Creo que el Málaga Palacio ofrece además otra serie de servicios personalizados.

-Sí. A algunos clientes habituales les preguntamos qué productos de limpieza, belleza o higiene usan y nosotros le preparamos un neceser. También les damos un albornoz personalizado que se lo guardamos y se lo ponemos en la habitación cuando viene.

-Entiendo que los clientes pagan ese servicio aparte.

-No se lo cobramos, porque estamos hablando de personas que vienen varias veces al mes. Para que no tenga que viajar con el neceser se lo preparamos aquí. Por otra parte, cuando ese cliente se va, nos deja la ropa y nosotros se la lavamos, se la llevamos a la tintorería, se la planchamos y así el cliente no tiene que viajar con nada. Sólo con el portátil o sus papeles porque sabe que va a tener preparado en el hotel uno o dos trajes, camisas, zapatos y neceser.

-¿A cuántas personas le dan ese servicio?

-Normalmente a unos 10 ó 15 clientes habituales que vienen todas las semanas.

-¿Han pensado ponerle la quinta estrella al hotel?

-El Málaga Palacio da un servicio de cinco estrellas aunque la placa ponga cuatro. Comercialmente nos resulta más rentable ser un cuatro estrellas porque muchos turistas directamente desechan los de cinco porque creen que va a ser muy caro. Tenemos muchos clientes de empresa y no está bien visto que vayan a hoteles de cinco estrellas.

-Cambiando de asunto, ¿es verdad el mito del cantante que destroza la habitación de hotel?

-En algunos casos sí. Hay un cantante al que siempre le gusta romper algo en una habitación: un escritorio, una silla... La gente por la noche se anima más de la cuenta. En general se portan bien, pero suelen ser murciélagos. Duermen poco por la noche y vaguean más por el día. Me acabo de acordar de otra anécdota muy buena.

-¿Cuál?

-Vinieron unos señores y dos señoritas, no conocidos, al hotel y reservaron una habitación. Al rato, la camarera me llamó alertada porque pensaban que le estaban pegando a alguien. Subimos a comprobar, llamamos y ¡estaban rodando una película porno casera! Nos dijeron que habían pagado la habitación y nosotros les comentamos que el resto de clientes se había quejado por el escándalo que estaban haciendo. Había un hombre, dos chicas y un cámara. Fue muy curioso.