El Teatro Romano compartió ayer, al menos durante algunos minutos, la particular atracción que genera entre los turistas que llegan a Málaga con un joven de 25 años, de origen argelino, que mide dos metros y treinta centímetros. Lo espectacular de sus dimensiones, que lo convierten en el hombre más alto de España y, dicen algunos, de Europa, se convirtió a mediodía en un elemento más de expectación para las decenas de visitantes que recorrían a esa hora la calle Alcazabilla.

En la trasera del Museo Picasso, en la terraza de El Pimpi, Saad, entre avergonzado y agradecido, pasó a ser el icono al que se dirigían todas las miradas curiosas de los transeúntes, que incluso eran invitados por los organizadores del acto en el que participaba a que se fotografiasen a su lado. Su presencia en la capital no era gratuita, respondía a la ayuda que varias empresas malagueñas le han prestado a él y a su familia de acogida para que pueda tener unos zapatos, una cama y una chaqueta aptos para su tamaño.

"Comprar unos zapatos es imposible", cuenta Ana María, su madre de acogida desde hace unos tres meses. Explica que la llegada de Saad a su casa fue casi por azar. "Mi marido estaba viendo la tele, lo vio, vio un teléfono y pensó que era para ayudarlo, pero resulta que era él directamente; lo invitó a comer y una cosa llevó a la otra y al final está en casa", relata, al tiempo que estima que se trata del destino. "Creo que nos lo pusieron en el camino y ahora es uno más de la casa". Alberto, su marido y el padre de acogida de este 'gigante', aún hoy no sabe cómo explicar por qué llamó y por qué lo acogió. "No sé por qué, no lo sé, es como si Dios me dijese: 'Toma cógelo'".

Pero tener a una persona de 2,30 metros viviendo en casa conlleva situaciones ni Alberto ni Ana María se planteaban antes. ¿Dónde comprar unos zapatos? ¿Y dónde duerme? "Duerme en el sofá; es muy grande, de tres metros, pero duerme en el cheslón, que es más ancho pero que mide sólo dos metros, con lo que le queda corto", comenta Ana María.

Y este en este punto de la historia es cuando la empresa Mi Colchón se puso en contacto con esta familia para darles una solución y fabricar un colchón a la medida de Saad. Pero lo que empezó siendo una iniciativa individual ha crecido, al punto de que son varias las firmas que se han sumado en esta campaña de ayuda. Calzados Gody, Río de la Plata, Flexor... Cada una de ellas ha aportado algún producto al que tiene difícil o nulo acceso por sus particularidades físicas.

En la presentación de la acción comercial de ayer, si espectacular era la presencia de este jugador de baloncesto, que pasó por Breogán y ahora se ejercita con el club de Barberá, más lo eran los zapatos que Gody pone a su disposición. "Son de una talla 60", explicaba el representante de la firma, que aseguraba no haber visto nunca unos de igual tamaño. "Los más grandes que he visto eran un 56". Incluso, comentaba que una turista norteamericana que pasaba por el lugar le informó de que el exjugador de la NBA Shaquille O'neal calzaba también un 60, que es el equivalente al 22 americano.

Tras su experiencia de ayer, hoy está previsto que Saad asista a ver el partido que el Unicaja disputa en el Martín Carpena. Un escenario, el de la cancha de baloncesto, en el que seguro se querría ver en no mucho tiempo.