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Boquerones que rugen

  • La grada del Málaga dio una exhibición de animación en el recibimiento y durante el choque

  • Salvo pitos puntuales, tiró del equipo en los peores momentos y nunca perdió la fe

Sí, se pueden meter goles antes de empezar un partido. Sí, se puede ganar un encuentro desde la grada. Sí, se puede. Y cómo pudo la grada del Málaga, antes y durante el choque. Se había propuesto levantar al equipo de la lona y a fe que lo hizo. Para demostrar que es un pilar más de este negocio, una barra más del escudo. Al-Thani no logrará que sus aficionados sean conocidos como leones, pero los boquerones rugieron como en las grandes citas para domar al Athletic e insuflar vida a los suyos.

Los aledaños de la tienda oficial se vistieron de humo y ruido, como en las previas de Champions, para que los ocupantes del autobús blanquiazul llegaran a flor de piel al estadio y sabiendo lo que había en juego. El emocionante recibimiento, con centenares de seguidores, fue la primera bocanada de un pulmón que duró más de 90 minutos. Que no se apagó cuando Aduriz marcó a los cuatro minutos. Que enloqueció ante el golazo de Rolan. Que se cabreó con Del Cerro Grande cuando en un minuto permitió un gol ilegal de Iñaki Williams y expulsó a Kuzmanovic por protestar. Que con el 1-3 no se dio por vencida y soñó con lo imposible. El 2-3, el 3-3 y casi el 4-3 recuperaron esa comunión entre grada y plantilla que es garantía de éxito en una temporada.

La afición vivió en el infierno y en tres minutos rescató a la vida. Perdió los nervios por momentos, con ese cambio de Juanpi por Mula con pitos por ser el canterano el sustituido, por no ser Adrián el elegido. Pero el respetable había decidido acudir a tirar de los suyos y subió los decibelios en uno de esos momentos en que no queda claro si es el equipo el que tira de la grada o la grada la que se echa al equipo encima. Con una fórmula matemática y emocional: 23.425 voces y un alma.

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