Emanuel Cecchini llegó a Málaga en una operación relámpago tras la salida de Pablo Fornals durante la pretemporada en Centroeuropa. Se decía que lo quería el Inter, que había descollado en Banfield y que era una buena apuesta. Se pagaron 4.6 millones de euros, se le colocó una cláusula de rescisión de 40 millones de euros para blindarle ante posibles intereses (el precedente de Fornals estaba reciente) y Banfield se reservaba un 15% de una futura venta.

11 meses después, Emanuel Cecchini se marcha de vuelta a Banfield, el popular Taladro, al sur del Gran Buenos Aires. El club en el que se formó. Su escueto balance esta temporada han sido tres partidos oficiales en Málaga, dos de Liga y uno de Copa, y uno de Liga en México en su también poco exitosa etapa en el León. 158 minutos es el bagaje de un fichaje fantasma, al que apenas se ha podido ver. Míchel no le dio ninguna confianza, se ganó una tarjeta amarilla sin jugar en Gerona y apenas jugó en dos partidos seguidos ante Leganés y Barcelona y uno de Copa ante el Numancia.

Se marcha cedido con opción de compra el jugador argentino, que a sus 21 años desanda el camino para recuperar la confianza en su juego. No se pudo ver en La Rosaleda nada de lo que se le podía intuir tras una de las inversiones más importantes de las últimas temporadas. No deja de ser un activo del Málaga, que estará al tanto de su evolución en la liga de Argentina. Firmó contrato hasta 2022.