Málaga C.F.

Exigencias sin promesas

  • Pellegrini, que reconoce en su presentación que en el club no le han impuesto ningún objetivo, prefiere ir "semana a semana" para definirlo · "La responsabilidad es la misma que en el Real Madrid", dice

La agenda de Manuel Pellegrini en su primer día como entrenador del Málaga estuvo completa. A primera hora de la mañana llegó a las instalaciones de La Rosaleda para presenciar en vivo el último entrenamiento del equipo con vistas al partido de hoy ante el Espanyol. El chileno aprovechó para presentarse a sus nuevos jugadores de forma breve, tal y como intercambió impresiones con Rafa Gil, quien hoy se sentará en el banquillo malaguista.

A la conclusión del trabajo del primer equipo, Pellegrini se desplazó con sus ayudantes, acompañados por varios miembros del club, a las instalaciones del estadio Ciudad de Málaga, donde comprobó en primera persona el lugar en el que va a realizar la mayoría de las sesiones de trabajo. Mañana a las 17:00 será la primera, "como estaba previsto", según reconoció más tarde en su presentación. Para ella, programada a las 13:00, llegó al estadio malaguista de nuevo a las 12:54 en un vehículo oficial del club flanqueado por José Carlos Pérez, uno de los dos consejeros consultivos.

Ya en la sala de prensa pronunció sus primeras palabras como entrenador del Málaga de forma oficial. En su discurso evitó frases grandilocuentes. Más bien se decidió por lanzar un mensaje sin promesas, pero con máxima exigencia. Con la realidad como punto de referencia.

"Mis exigencias son las mismas que el primer día que llegué a España. Para mí, la exigencia es personal. La responsabilidad es la misma que en el Real Madrid", dijo Pellegrini, quien reconoció que el club no le ha impuesto objetivo alguno y que él tampoco es partidario de ello: "Tener expectativas a futuro, sin una realidad, es para amargarse. Iremos viendo semana a semana el objetivo y las expectativas".

El chileno se reconoció seducido por el nuevo Málaga. "Lo que más me interesó es el proyecto a largo plazo y la intención de hacer crecer el club, de ir potenciando la parte deportiva. Fue un proyecto que tiene mucho futuro y ser parte de él es algo atrayente", dijo, a la vez que confirmó cambios en el estilo de juego: "Todos los entrenadores tienen su método. Ya me conocen bastante. Será distinto a lo que estaba haciendo el Málaga…".

Con sentido del humor analizó su última presencia en Málaga. Fue en el empate que salvó a los blanquiazules y con el que no le daba para ganar la Liga: "Fue un partido con mucha tensión, aquel día lamenté mucho el resultado. Hoy en día me alegra mucho el empate". Más serio se puso a la hora de analizar los errores defensivos y su método para abortarlos: "Vamos a trabajar desde el primer día el conjunto. Los goles encajados son problema del colectivo".

No iba de traje, sino con un jersey de pico y una camisa. Pero no le hizo falta. Su elegancia quedó patente hasta en el verbo. "Yo no tengo revancha con nadie" fue su último mensaje. Y se marchó a almorzar en un restaurante céntrico con los dirigentes del club y comprobar, antes de volar a Barcelona con el equipo, que la gente ha depositado muchas ilusiones en su llegada.

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