laliga santander

El Girona los pone colorados (1-0)

  • Un Málaga deprimido es arrollado en todos los aspectos

  • Mula, que debutaba ayer, estuvo muy por encima de sus compañeros en actitud y aptitud

  • Otro ex, Alcalá, anotó el gol del triunfo en fuera de juego

Un lance del partido del Málaga con el Girona

Un lance del partido del Málaga con el Girona / EFE

Es cierto que la Liga es larga, pero también que no devuelve puntos. Y al Málaga ya se le han esfumado seis. No son los resultados la problemática más urgente. El sistema se ha caído y tiene pinta de que la avería va para largo. Míchel había levantado una senda consistente a finales del pasado campeonato, sin embargo ahora está derruida. Por los materiales que se han perdido en el verano y porque al técnico se le ve más pendiente de lamentarlo que de remendarlo. El Málaga se fue de Montilivi con la cara pintada. Concretamente, de colorado. El Girona le dio un baño de juego, de ilusión, de sudor, de fútbol de guerrillas, de estrategia y de ganas. Un jubiloso recién ascendido ante un club ahora mismo desnortado.

El flow se ha convertido en depresión; la sensación de tristeza es común a todos los partidos de este verano. Viene ahora un parón duro por la ausencia de puntos y porque dejará una clasificación igualada con la zona de ascenso, pero no jugar es lo mejor que le viene a este equipo actualmente. Trabajar es el remedio. El Málaga está desengrasado, era un mecanismo perfecto que ha caído de bruces contra el suelo y ha saltado en pedazos. Deberá tener paciencia la afición con su equipo, Míchel con sus nuevas piezas, Al-Thani con su entrenador. El Málaga ha perdido su columna vertebral y ahora tiene que volver a aprender a andar.

Ahora mismo, este Málaga es el córner de Juanpi que salió antes de llegar apenas al área chica y la amarilla de Cecchini por dejar de calentar para ingresar en el campo y darle el balón a Roberto. Uno que debe traer soluciones sigue desperezándose físicamente y otro de los que tendría que aportar el salto de calidad aún está en Argentina. Y Jony, el sustituto de Juanpi al descanso, parece más enfocado en demostrar que es futbolista de nivel que de conectar con sus compañeros -aun así, fue uno de los pocos que buscó desequilibrio a lo largo de la segunda mitad-. Cuesta pensar que los venezolanos mantendrán un nivel paupérrimo, que Adrián continuará buscándose en la medular, que Recio encontrará más peleas que compañeros desmarcados, que Borja Bastón sea un náufrago en la isla del gol. Ha perdido calidad el Málaga este verano, pero no toda.

En pleno desconcierto, Mula. Para orgullo de la cantera, para sonrojar más si cabe a los del primer equipo. El catalán maneja quintales de ilusión por hacerse un hueco en la élite, y en su debut dejó un reguero de chispitas por zonas del césped donde algún compañero había arrastrado la camiseta. La vida de un canterano es -al menos hoy por hoy- un impulso más fuerte que la desazón de sus compañeros. Nadie corrió más, presionó más, dribló más, pasó más. Lejos de venirse abajo con tres centros iniciales con la mirilla desviada, hasta el final lució con orgullo la blanquiazul.

Se cerrará el mercado de fichajes y, sean mejores o peores, vendrá el tiempo para olvidar las heridas del verano. Pues esta versión del Málaga es fiel semblanza de su entrenador, que hasta parece más canoso que hace unos meses. Volaba al término de la pasada Liga porque Míchel creía a pies juntillas en su método; ahora es la imagen cabizbaja del madrileño, que ha estado mareado más pendiente de los despachos que del terreno de juego. Y aunque bien avisaba de las virtudes de Pablo Machín en la previa, su colega le superó, sobre todo a balón parado. Ahí queda también el vaivén de la defensa de cinco hombres a cuatro; o no ver que tiene mucha incidencia en el numerito de Juanpi. A día de hoy no está para jugar, le falta rodaje, y la titularidad ahora mismo no le hace ningún bien. Y eso es más achacable a Míchel que al propio venezolano.

Quizá otro día hubiera sido más propicio poner el grito en el cielo por el arbitraje de Jaime Latre, pero ayer tocó agachar la cabeza y mirar más la suciedad en el ombligo propio. Hasta el minuto 94 no hubo una opción real de peligro a favor.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios