El Las Palmas, al igual que el Málaga, ha sufrido una tremenda renovación esta temporada tras su descenso de categoría. Es una historia similar, casi paralela, la de isleños y malagueños. Vivieron en sus carnes la crueldad de la zona de descenso durante prácticamente todo el año, algo que desgasta en demasía a cualquier vestuario. Debía haber cambios en ambos y los ha habido. De hecho, en el mercado han ido de la mano en varias ocasiones, jugadores que pudieron acabar en La Rosaleda y lo hicieron en el Estadio de Gran Canaria.

Las Palmas fue el otro gran interesado, muy insistente, para hacerse con los servicios de Dani Pacheco este verano. El interés del Málaga siempre pesó sobremanera en el pizarreño y no dudó en elegir su tierra cuando Caminero intensificó las negociaciones con el Getafe. Los isleños no tuvieron ninguna opción en este caso.

Para hay más relacionados en el otro sentido. El Málaga se mantuvo en la puja por la contratación de Rubén Castro hasta última hora. De hecho, el jugador veía con muy buenos ojos recalar en la Costa del Sol tras media vida futbolística en Sevilla. El club blanquiazul no terminó de aceptar las condiciones contractuales que pedía el delantero canario -altos emolumentos-, algo que sí satisfizo Las Palmas.

Pudo haber sido una incorporación notable para la delantera malaguista que quedó conformada por Gustavo Blanco, Koné, Héctor Hernández y el canterano Jack Harper. El grancanario, de 37 años, es actualmente el pichichi de la categoría con las seis dianas que ha transformado en las cinco primeras jornadas. Solo se quedó sin marcar en La Romareda ante el Zaragoza. Ante Extremadura (1), Gimnástic de Tarragona (2), Albacete (1) y Reus (2) vio puerta.

Otro que tenía medio billete para llegar a Málaga y al final recaló en las isla fue Maikel Mesa. José Luis Pérez Caminero mantuvo un tira y afloja con el Nástic, club propietario, que acabó con el jugador eligiendo finalmente el color amarillo. De nuevo fueron cuestiones económicas las que dejaron al jugador sin vestir la camiseta blanquizul. Los tarraconenses pedían un millón y el Málaga nunca se acercó a esa cifra. Finalmente aceptaron la oferta de Las Palmas, que rondó los 700.000 euros. Se trataba de otro jugador que aportaba algo de lo que carecía el equipo, frescura y visión de juego a la mediapunta, aunque destacara su irregularidad.

No existió la misma insistencia en el caso de David Timor. El ex del Girona también fue tanteado por el Málaga, que buscó un mediocentro hasta última hora. Fue Las Palmas el que acabó fichando al centrocampista pese a que Eusebio Sacristán contaba con él en el club catalán -fue titular en las dos primeras jornadas de LaLiga-.

Los tres se enfrentarán el domingo al que pudo ser su equipo esta temporada. El que no lo hará con seguridad será Ruiz de Galarreta al que, tal y como confirmó el club grancanario, el Comité de Apelación no le ha retirado una de las dos amarillas que vio ante el Extremadura y que produjeron su expulsión. Hasta el momento, venía siendo un fijo para Manolo Jiménez en sus alineaciones. Ante el Málaga, el técnico sevillano tendrá que reestructura la medular.