Se gusta y no tiene prisas. El Atlético Malagueño volvió a demostrar que este año tiene un punto más en su madurez. Ante el Maracena, en otro encuentro en el que el rival repliega y se abona a contras y balón parado, volvió a demostrar de qué pasta está hecho este conjunto filial. Los retoques veraniegos, los repescados y aquellos que se ganaron el derecho a continuar dialogan en el mismo idioma. Y eso se nota.

Hacía cambios Manel Ruano -último fin de semana como observador desde la grada-. Dejaba en el banquillo a un Deco que estaba demostrando ser capital en el centro del campo blanquiazul. En su lugar, Clavería, José Carlos y el multiusos Santi formaban el triángulo en la medular. Aunque se notó la baja del cacereño, el Malagueño volvió a acumular en torno al 70% del esférico. Suyas eran las llegadas y el peligro.

Pese a los cambios en el once, el filial mostró la misma solidez y soluciones en el banco

El primero en ejecutar fue Nané García. El de Bélmez sustituía a Jaime Moreno en la titularidad y regresaba al once tras el calvario que sufrió con una lesión que le privó toda la temporada pasada de aportar. El delantero se plantó solo ante Juanpa y cuando parecía que el control se le iba largo se la picó al meta.

Un error de Samu Casado al salir a cortar una falta lateral permitió a Martínez empatar el partido antes del descanso. La igualdad se imponía de nuevo en el marcador y el Malagueño tenía que volver a abrirse paso.

La entrada de Altamirano y Deco, por Nané y José Carlos, cambió el encuentro. El excolchonero actuó como revulsivo, siempre incisivo cada vez que tocaba el balón. Una acción del extremo acabó con una asistencia para Abeledo que, tras quebrar en el área a un defensor, definió para el 2-1. El también extremo exblaugrana fue otro de lo más destacados. Con el encuentro ya sentenciado, Jack Harper redondeó el marcador con el 3-1.