Málaga C.F.

Muñiz, la apuesta segura

  • El asturiano está ante su tercera etapa como entrenador del Málaga, donde siempre cumplió con los objetivos marcados

  • Llegó anoche a la capital y se espera presentarlo este mediodía

Juan Ramón Muñiz, levantado por los jugadores en el vestuario de La Rosaleda tras certificar el último ascenso.

Juan Ramón Muñiz, levantado por los jugadores en el vestuario de La Rosaleda tras certificar el último ascenso. / LÓPEZ PERUJO/ EFE

El fichaje de Juan Ramón Muñiz ha sido como un culebrón. Una llegada dividida por capítulos y con diferentes actores. Primero Husillos, luego los consejeros, Joaquín Jofre y finalmente Caminero. El director deportivo llegó ayer por la tarde en tren a la capital y el nuevo entrenador del Málaga lo hizo en avión durante la noche. Hay acuerdo, Al-Thani firmó este fin de semana y tras cerrarse algunos de los típicos flecos está previsto presentarlo en La Rosaleda este mediodía.

El asturiano firma por dos temporadas con el cuadro costasoleño con el objetivo de regresar a la élite. Hubo otras opciones sobre la mesa, se tantearon nombres como los de Baraja, Martí o Arrasate, pero la dirección deportiva apostó tras ser recomendado y con los precedentes sobre la mesa por el ex técnico blanquiazul, que vuelve ocho años después.

Firma por dos cursos con el club costasoleño para regresar ocho años después

Muñiz fue el primer damnificado del nuevo Málaga de Al-Thani. Aquella vez también había firmado por dos temporadas, pero tras la salvación agónica frente al Real Madrid salió. Al pitido final de aquel choque se celebró y también se gritó el "¡Muñiz, vete ya!". El sufrimiento y el juego del equipo derivaron en un hartazgo que el tiempo ha ido curando. La perspectiva ayuda a ver las cosas y valorar el trabajo de otra manera. El Málaga se salvó, al fin y al cabo, con una plantilla justa de nivel y plagada de canteranos. Se le firmó, tras un año de paréntesis con Tapia en el banquillo, con el único y primordial objetivo de la permanencia. Y se cumplió de forma milagrosa, con el gol de Duda y el empate de Van der Vaart junto al gol de Alexis al Tenerife, cantado como uno más del Málaga en La Rosaleda.

Aquella fue la segunda y última de sus etapas en el Málaga. Como entrenador, al menos. Realmente esta será la cuarta: su primera experiencia en Martiricos fue como segundo entrenador de Juande Ramos en el curso 2003/04. El de Pedro Muñoz es un personaje fundamental en la vida deportiva del asturiano; con él hizo un cursillo avanzado y metió la cabeza en el fútbol malagueño antes de que apostasen por él en el Marbella. Y con él se fue tras mantener al Málaga en Primera, de nuevo de segundo, para un periplo de reflexión de cuatro años en el Dnipro ucraniano alejado de los banquillos españoles.

Desde Segunda B firmó por el cuadro costasoleño en una situación de crisis. Sustituyó a Marcos Alonso, destituido a finales de octubre tras una derrota ante el Valladolid que dejaba al equipo decimocuarto y a dos puntos del descenso. Se supo sufrir hasta lograr la permanencia con un empate (1-1) en Cádiz en los últimos minutos con gol de Antonio Hidalgo. Quedaban retales aún de Primera en ese equipo con los últimos minutos del Gato Romero, Edgar o Chengue Morales.

De ahí se sacó el equipo del ascenso del año siguiente. Fernando Sanz otorgó a Muñiz las labores de director deportivo, fórmula que estuvo cerca de repetirse en la segunda de las tres intentonas de este verano para contratar al asturiano. En esos meses llegan nombres a la postre, algunos de ellos, históricos: Weligton, Eliseu, Hélder Rosario, Apoño, Baha o Carpintero. También los Cheli, Paulo Jorge, Rossato, Raúl Gaitán o Peragón que se juntaron con Arnau, Goitia, Jesús Gámez, Calleja, Salva Ballesta, la última carrera de Valcarce o el último pase de Sandro, entre otros.

El año transcurrió como luego le ha sucedido en otros clubes. Un arranque fulgurante y un final al ralentí. Se ganaron los ocho primeros partidos -siete de Liga y uno de Copa contra el Celta- y la fase final se hizo con la lengua fuera. Derrotas que complicaron (Nàstic, Real Sociedad, Xerez o Hércules) y triunfos que encarrilaron el regreso. Como aquellas asistencias de Sandro en Vigo en su última exhibición o el golazo de Calleja al Sevilla Atlético. Y un último Málaga-Tenerife con Antonio Hidalgo de protagonista, el campo invadido, las porterías por los suelos y un tanto de Nino para acongojar.

Tras quemar sus etapas en Málaga y acompañar a Juande en Ucrania regresó para abrirse hueco otra vez en España. Hizo un buen papel en Alcorcón y subió como un cohete al Levante. De allí salió destituido en marzo tras penar durante varios meses pese a que había iniciado el campeonato con fuerza. Sacó a la luz al macedonio Bardhi y aquí trabajará con capacidad de decisión junto Caminero. Tiene muchos puntos a favor y sus defectos ya son de sobra conocidos. No es ningún melón por abrir, por eso es la apuesta segura.

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