Abdullah Al-Thani está cada vez más acorralado, más tras el descenso del equipo. Por instituciones, afición y socios. Todos van cogiendo posiciones y ayer la Asociación de Pequeños Accionistas del Málaga dio un paso más. En las próximas horas enviarán un escrito por conducto notarial al propietario en el que básicamente piden cuentas. Más elaborado el actual, asesorado por un gabinete jurídico, que el último en que recibieron el silencio por respuesta. Así lo comunicaron en su encuentro con el resto de socios minoritarios, celebrado ayer en el edificio de la Diputación en la plaza de la Marina.

Es significativo el avance. El último acto que organizó la Asociación de Pequeños Accionistas del Málaga fue en el IES La Rosaleda. Ayer la agrupación se abrió al público en la sala Isabel Oyarzábal del antiguo salón de plenos de la Diputación. Evidencia que hay un apoyo institucional detrás. De las mismas que hace semanas se peleaban a cara de perro con Al-Thani en público; se intenta hacer de la situación de la entidad algo más que un asunto de una sociedad privada.

La asociación estuvo representada por Antonio Aguilera (presidente), Jesús Burgos (vicepresidente) y Javier Olmedo (secretario). Atribuyen mayor formalidad a este escrito al acogerse a su derecho como accionistas de conocer la situación del club. De ahí que lo denominen una "petición de información de forma fehaciente" con un plazo de caducidad para recibir respuesta. "Los accionistas somos los perjudicados económica y sentimentalmente, y tenemos una necesidad de saber qué está pasando en ese club que nos ha costado el dinero, cada uno en su proporción, y por eso tenemos el derecho legal de tener información y saber cuál es el camino o la deriva de nuestra sociedad", alegaba Burgos.

En ese comunicado de tres caras de folio los socios minoritarios trasladan de manera formal a la propiedad cuestiones básicas como "que se informe del número de socios actuales de la entidad y el número de ellos", "la valoración de la concesión del uso de La Rosaleda" o "el valor de los elementos deportivos de la primera plantilla incluida en el informe de la auditoría", y además volvían a incidir en el alarmismo que los ha caracterizado en sus últimas actuaciones sobre el futuro del club como tal. En varias ocasiones han venido asociando la desaparición del antiguo CD Málaga a la deriva actual. Las cuentas publicadas del curso pasado no dejan ver esa posibilidad y los controles de LaLiga evitarían tal situación, pero sí que la dejadez y opacidad sobre el día a día ha llevado a la agrupación -e instituciones, visto lo visto- a llevar una actitud más activa contra la propiedad de los Al-Thani, sumidos en cualquier caso en una causa judicial con BlueBay por la que no pueden hacer ningún movimiento de sus acciones hasta que esta se resuelva.

Tras el fin del concurso de acreedores después de la reciente liquidación de los últimos plazos, piden también más claridad con las deudas mantenidas por la entidad. "Ante la posibilidad de que se estuviera actualmente en causa de disolución social por sobrepasar los límites legalmente establecidos, se solicita que se nos informe y provea de lo siguiente", inician antes de enumerar su petición de las deudas con administraciones públicas y entidades financieras, además de reclamar las cantidades que percibiría la familia propietaria en concepto de préstamos. También la retribución de directivos, las partidas destinadas a la Fundación y lo utilizado para la compra de los terrenos de Arraijanal. En resumen, un desglose en que se refleje dónde está el club.

Antonio Aguilera, presidente de la asociación, confirmó una reunión con la entidad la próxima semana entre que reciben o no respuesta de Al-Thani. El objeto final, como traslada el escrito, es que "considere el unánime deseo de la sociedad malagueña de dejar la gestión del club en manos de profesionales". Misma petición que han hecho otros vinculados recientemente al club como Daniel Pastor, que dejaba entrever en varias apariciones públicas una vía legal para retirar la gestión al jeque; misma a la que se aferran los pequeños accionistas: el incumplimiento y la incomparecencia de los consejeros. En caso de no obtener una respuesta, amenazan con ir "por la vía civil, mercantil o penal" para lograr su fin. El ambiente está crispado y al jeque le crecen los enanos.