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Pagando las copas de otro

  • El Málaga se adelanta en el Villamarín y luego regala un gol al Betis, que terminó de fiesta

  • José González tira de sistema nuevo y vuelve a perder

El Málaga es el tipo de las películas al que invitan a una fiesta en la casa de los padres de alguien y al final paga las copas, pone al DJ y acaba sentado en el sofá deseando que alguien le dé, al menos, un poco de conversación. Ayer se coló en un Villamarín con más de 50.000 personas que sólo querían gritar fuerte que regresaban a Europa. Los blanquiazules hicieron amago de tirar de orgullo y decir que no en su presencia. Pero el gol inicial de En-Nesyri fue neutralizado por el propio Málaga. Primero con el regalo de Rosales a Durmisi y después con la autopista abierta a Fabián para terminar el derbi con un resultado más natural.

Inventó José González un sistema nuevo para el Málaga. El gaditano sigue trabajando para sí mismo. No se le puede reprochar porque no deja de ser la tónica en el club, huerto de trincheras e intereses particulares. Después de no poder cumplir el objetivo para el que se le contrató, podía haber dejado algún legado en forma de apuesta por jóvenes, pero le faltó valentía. También comprensión del mapa del Málaga, que se va a Segunda con él como patrón del barco y no dejará herencia alguna. Podía haber dado, por citar un ejemplo, minutos a un Andrés Prieto. Pero en su estrecho libro, no hay más que el pan para hoy. Total, el hambre para mañana no es cosa suya. Tras el partido sí dijo que Andrés sería titular la próxima jornada, que el partido ante el Betis le podía venir grande. A Andrés, sí, al mismo que debutó en el Camp Nou y dejó un sabor de boca tan bueno que algunos le quieren como titular en Segunda División el curso que viene.

Así que, decíamos, en lugar de comenzar a dejar algo tejido para el curso que viene (algo que habría sido honorable después de que el Málaga el rescatase del olvido y le pusiese de nuevo en la rueda), le dio un ataque de entrenador, metió a tres centrales y reinventó al activo Lestienne como carrilero zurdo.

El dibujo era un galimatías, pero en la anarquía que se transforma a veces el Betis, el desorden se convierte en virtud. Por eso un Málaga desprovisto de presión por el resultado se limitó a mirar hacia delante como si no hubiese mañana. Todo amparado en una serie de atacantes que, como tantos otros, tienen puestos sus sentidos en el arreglo personal y el engorde del currículo.

Success, Rolan y hasta el mencionado Lestienne, no gastan taco sino pensando en el curso que viene. En estas aguas, los cedidos piensan en adornarse para que el vídeo de highlights y el verbo de su agente ayuden en verano a encontrar plaza nueva. Luego está En-Nesyri.

El marroquí está de dulce. Vive en un universo paralelo, pero tiene en su ADN ser un león del Atlas. Eso le da un plus cuando hay algo que le motiva de verdad. Su entrega no responde a un impulso de amor propio ni a la profesionalidad. Quiere ir al Mundial de Rusia con Marruecos y está dispuesto a llevarse por delante a quien sea. Tanta determinación habría servido al Málaga meses antes. Al menos, se está curtiendo y está afinando la puntería. Tanto si se queda como si se va, cada minuto que pasa en el césped es bueno para el Málaga en términos absolutos. Y a eso es a lo que se aludía al principio de esta crónica en referencia a José. Hay que abrir el baúl y poner en el escaparate todo lo que queda.

Si hay que vender a Rolón, mejor quizás exponiéndolo en Primera que mandando el mensaje de que es peor que Lacen. A ver quién sujeta tal debate.

Estaría bien que el director deportivo hubiese dado explicaciones ya. O que el presidente y su consejo de administración apareciesen para mandar un mensaje. El que sea. No se pide que sea de tranquilidad a estas alturas, se pide que al menos alguien ejerza sus responsabilidades. Muy cerca del Villamarín, en Nervión, se ha despedido a un entrenador finalista de Copa, que en Champions se metió en cuartos tomando Old Trafford y que tiene en su mano meterse en Europa League.

El mismo Betis podría usarse de ejemplo de cómo un club puede renacer de sus propias cenizas, de cómo se puede superar la fractura social y sobrevivir a dirigentes que se sirven del club en lugar de servir al club. Porque no hacen tanto era el Málaga quien miraba por encima del hombro a este Betis, que ahora en manos de un Serra Ferrer puede dar un clínic de gestión a más de uno en Martiricos.

Y en el Betis no juegan malagueños porque trabajen mejor la cantera (comparen resultados en División de Honor en el último lustro). No juega el canterano Fabián porque hagan mejor las cosas. Juegan porque apuestan por ellos y les abren las puertas que en La Rosaleda a tantos jóvenes talentos se le cierran.

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