Málaga C.F.

(0-1) La receta se la quedó Charles

  • El Málaga pecó de falta de continuidad y de pocos recursos ante el gol

  • Gustó Kuzmanovic y Roberto sostuvo al equipo hasta que el brasileño rompió el cántaro tras el descanso

  • La Rosaleda respondió

Charles cabecea para hacer el 0-1

Charles cabecea para hacer el 0-1 / Jorge Zapata / Efe

Si el fútbol cotizara en Bolsa, las acciones se moverían a ritmo de goles. Y el gol lo tendrían las grandes empresas y los tiburones más hábiles. Este año al Málaga le faltan las dos cosas. Puede llegar a disfrutar de ellas, porque asoma alguna buena raíz, pero no ha comparecido en el inicio de Liga con el mejor punto de cocción. La picardía, la veteranía y el empeño son cualidades que encuentran oro en el barro, y ese es el terreno favorito de Charles. El brasileño, que hace dos meses era blanquiazul, recordó que lo más primitivo del fútbol es lo más efectivo. Y ahondó en la sensación de impotencia, porque cuantos menos balones llegaban para Borja Bastón, más imantaba él. Y rompió el cántaro y la ilusión blanquiazul por estrenarse.

Hay ganas de fútbol. En La Rosaleda, que agotó el papel. En Kuzmanovic, que siente un hambre atroz por recuperar el tiempo que le robó su lesión el año pasado. En Roberto, tras ese paréntesis en el Espanyol. Lo que no hay es demasiados recursos. Ni gol. No es cuestión de no saber besar, es cosa de no saber ligar. Míchel, ya se sabe, domina bien el arte de seducir, pero necesitará mucha técnica para un equipo que ha perdido sus mejores armas. El técnico intenta insuflar vida a su particular Frankenstein con lo que hay. Faltan piezas evidentes, aunque el madrileño intenta levantar su creación con resignación. El resultado final no está engrasado. Fue un equipo de espasmos fruto de los altos y bajos de sus chicos. La luz fue la de Kuzmanovic, omnipresente y con un paso al frente para manejar el timón. Pero con Adrián y Recio apagados por delante, la sensación de vacío se impuso. Si Roberto se mostró muy activo salvando una de las áreas, en la contraria faltó sustento para un Borja Bastón que muestra buenas maneras al tiempo que padece agorafobia cuando sus compañeros no le acompañan.

No es cuestión de no saber besar, es cosa de no saber ligar

A Charles le decepcionó la actitud de algún dirigente en su marcha, pero el Málaga le marcó. Así que no celebró el gol y pidió perdón, aunque muy pronto dejó claro que en el campo tiene más cabeza que corazón. No solo por su testarazo a la red, sino porque no dudó en recurrir a la artimaña del remate con la mano al tercer minuto. En tres minutos ya le corría esa sangre que se echó en falta en otros jugadores del Málaga, como Adrián, Rosales o Baysse.

Ya habría querido Borja Bastón un día de caza como el del brasileño. Se fue desgastando cayendo a banda o a campo propio para tocar el balón. El Málaga tiene un devorador que no alimenta; se vio en el zarpazo a la hora de juego que punteó a córner Dmitrovic, en un disparo con toda la rabia acumulada el madrileño, en el disparo sin fuelle a nueve del final. La buena noticia es que maneja buena caña para cuando el equipo se compacte y lluevan más balones desde las bandas.

Llegará algún fichaje. También tiempos de mayor continuidad y cohesión. Pero se vio un avance con respecto al verano. Y a La Rosaleda se la ve dispuesta a tirar de los suyos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios