Villarreal-Málaga CF · la crónica

Espejismo en Villarreal (2-0)

  • Durante más de una hora pareció que el Málaga puntuaría, aunque un doblete de Sansone en ocho minutos recordó la diferencia de calidad y las recaídas de la defensa blanquiazul

Un equipo atorado acaba triunfando de manera autoritaria. Otro que flotaba con aparente comodidad termina fracturado. La ambición y los recursos determinaron el cambio de viento. Míchel, que repitió once, casi se habría confiado a ese equipo sin hacer cambios en 90 minutos; Javi Calleja fue removiendo el árbol hasta que obtuvo la recompensa. Con toda la carne en el asador, se vio la capacidad resolutiva de uno y otro. El Málaga fue más feliz durante la etapa pero el Villarreal sonrió esprintando en la meta. El maillot de la combatividad sería una conquista consoladora de no ser porque el equipo vuelve a ser colista y continúa con un déficit importante en la clasificación.

De haber acabado 0-0, el equipo estaría celebrando su mejora. La liberación que ha supuesto el primer triunfo. El paso adelante de confianza en la mayoría de jugadores. La capacidad de plantar cara durante la mayoría de los minutos. A pesar de la derrota final, esos pasos adelante deben inspirar para próximas citas. Pero fue poco arsenal para un estadio donde no es casualidad que pocos sean capaces de ganar -esta campaña aún no ha caído en casa el Villarreal-. Hay que sumarle mayor ambición -para más calidad habrá que esperar a la recuperación de Rolan y al mercado de invierno-. Para haber llegado al triunfo, o al menos para el 0-1, la solvencia atrás debería haberse acompañado de más efectivos en las contras. Barbosa tendría que haber trabajado más allá de ese buen cabezazo de Peñaranda en la reanudación. Si no, aguantar bien atrás acaba convirtiéndose en el refrán del cántaro y la fuente.

Ambición y recursos, esos dos conceptos terminaron desnivelando la balanza ayer

La sensación de control y seguridad se convirtió en un espejismo cuando se rebasaba la sicológica hora de juego. El fútbol está repleto de este tipo de partidos, esos que recuerdan que la justicia no deriva de acumular decenas de ocasiones de gol, sino de transformar las que haya. Y el Villarreal anotó los dos primeros tiros serios entre los tres palos. Sansone, muy discutido esta temporada, hizo un doblete cuando Calleja decidió apilar a cinco jugadores de clara vocación ofensiva en torno al área blanquiazul.

Ahí quedó la sensación de recaída en la defensa. Luis Hernández dejó mucho que desear en ambos goles, pudo haber una mano de Jaume Costa en la génesis del 2-0 y hasta Roberto, con una media salida en la acción del primer tanto, se contagió.

La afición de La Rosaleda es un pulmón que dará puntos, pero a domicilio tocará encontrar otras armas. Y la voluntad de Keko o el buen juego de espaldas de Peñaranda no basta. Los partidos tienen dos áreas y fue en la blanquiazul donde se coció el encuentro. Ciertamente, no siempre estará enfrente el Villarreal, aunque el tiempo y las oportunidades no dan tregua.

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