Málaga cf-real sociedad · la crónica

Qué sonrisa tan rara... (2-0)

  • El Málaga gana a la Real Sociedad pero la afición castiga duramente a jugadores, técnicos, directivos y propietario.

  • El presidente, su junta directiva y el director deportivo, ausentes.

En-Nesyri, tras marcar el 2-0 ante la Real Sociedad.

En-Nesyri, tras marcar el 2-0 ante la Real Sociedad. / fotografías: marilú báez

Como los chistes que se cuentan en un entierro. Como esa risa que te hace sentir culpable porque el protocolo obliga a drama. Como el vivo al bollo y el muerto al hoyo. Algo así es el fútbol después de un descenso como el del Málaga. Tiras de rabia, te rebelas porque te duele, lloras... Pero no dura. Al final tienes que seguir y hasta comienzas a tomártelo a cachondeo. La Rosaleda combinó momentos de ira con otros de silencio. Y en mitad de todo ello, mucha guasa. Quizás sea la manera más sana de tomárselo. Ya que contra lo inevitable nada se puede hacer y las cosas cicatrizan cuando toca, no cuando uno desea.

No cabe duda de que la afición está varios escalones por encima del club y del equipo. El Fondo Sur 1904, lo que viene siendo en esencia Frente Bokerón y Malaka-Hinchas, ejerció de pulmón y portavoz, de altavoz de iras y canalizador de lemas. Faltaron unos 10.000 habituales en La Rosaleda, pero la base de los mensajes no debe distar mucho del pensamiento colectivo. Se señaló con vehemencia y repetidamente a Al Thani, pero al fin llegó un reparto más amplio. Husillos, José González, los jugadores en general y jugadores en particular. Se salvó Martín Aguilar porque sus lágrimas representan a las de toda una afición.

Si a los Al Thani no les da otro ataque de celos (hay que recordar que cuando les dio por viajar con el equipo le apartaron), Paco seguirá el año que viene en el palco y presidirá los desplazamientos. Aunque parezca que no, en el fútbol aún quedan sentimientos. Y la gente no es tonta, reconoce a los suyos. Todas las mentiras, en cambio, tienen fecha de caducidad.

Por eso a Iturra sí se le rescató con aplausos en varias acciones de partido. La entrega, la garra y la honradez siempre las premió Martiricos. Ayer, hoy y siempre. Sin embargo, no puede con la indolencia y una vez que localiza al pusilánime, difícilmente levanta el castigo.

Por eso el maquillaje de la victoria ante la Real Sociedad no calma el dolor. Porque ya no se puede compensar lo sufrido y lo que queda por sufrir. Por eso después del gol de Adrián predominaron los pitos. El "¿Ahora?" recorrió el perímetro del estadio de una punta a otra. No sobra señalar que la Real tiró de reservas y jugó con un par de marchas menos. Debe resultar extraño entrar en un partido donde el público local está machacando a sus propios jugadores.

Descolocados, el Málaga se impuso con cierta facilidad, dejando el choque casi resuelto tras el 2-0, obra de En-Nesyri. El marroquí hizo una dedicatoria rara y luego pidió perdón. Tarde todo. Su gol, sus disculpas, la victoria. Por eso hubo pitada monumental y otra ración de cánticos al finalizar el partido. Lo peor de todo es que los Al Thani se ahorran la fatiga, como Husillos, que sacó de su chistera un viaje para no tener que dar la cara en el palco justo el día en que sabía que la afición de su club tenía derecho a dictar sentencia.

Quizás eso ha sido parte del problema. Los recibimientos calurosos a un equipo que no lo merecía, no señalar antes y con mayor fuerza a los que hundían el barco, esa forma honesta de querer... quizás todo eso no sirva. Quizás hay que afilar los cuchillos desde el primer día y que se sepa que aquí no se pasa una.

Se va a hacer muy larga esta recta final de la temporada, sin lugar a dudas. Sólo queda que alguien con luces aproveche este tiempo para construir. Ya han recibido su dosis de palos los futbolistas. Ahora al Málaga le queda convertir en útiles las jornadas que restan para el telonazo. Lestienne se fue muy aplaudido después de su actuación ante la Real. Y sí, posiblemente lo mereció, pero, ¿de qué le sirve al Málaga con vistas a la temporada que viene? Absolutamente para nada.

Cada movimiento a partir de ahora tiene que tener un único leitmotiv: devolver al malaguismo la sonrisa robada y que se puedan quitar esa sensación tan rara de salir de su templo tras una victoria con sabor amargo. Lo malo es que conociendo este club de escapistas y tahúres, el futuro es incierto. ¿Qué se puede esperar de quien no comparte tu dolor contigo?

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