Acostumbrados a ejercicios de suspense extremo en cada cierre de mercado, el del verano de 2017 fue plácido para el Málaga, que completó su última operación varios días antes de que se echara el candado a las transacciones. Proposiciones llegaron algunas interesantes en los últimos días y había una ficha libre en el plantel, pero el límite salarial también estaba casi en el tope y ello cercenaba algunas de las opciones que había. A Míchel le gustaba la opción de algún atacante más, pero la plantilla es la que es y son los que están, con estos 24 hombres tendrá que afinar el entrenador al menos hasta el 1 de enero.

Desde la vertiente económica ha sido un verano bastante productivo para las arcas del club porque ha tenido un superávit de 20 millones de euros. Si el estío anterior sólo se ingresaron los 1.2 millones de la cláusula de rescisión de Javi Gracia, esta vez las ventas han sido bastante más copiosas. Se han ingresado 30 millones de euros gracias a los seis de la venta de Sandro Ramírez al Everton, los 11 que pagó el Villarreal por Pablo Fornals y los 13 que abonó el Wolfsburgo por Camacho. En la venta del maño se contemplan otros dos millones extra de variable. Queda también en el haber el millón de euros que se ganó por el título de Liga del Madrid, cifra recogida en el traspaso de Isco por cada título de la competición de la regularidad en los cinco primeros años de contrato. Esta temporada será la última en la que se puede percibir esa cantidad si el conjunto blanco vence el título.

37Millones. Fue la cantidad que se recaudó en el verano de 2015, por nueve millones de gasto

Son 31 millones y, en cambio, el club ha desembolsado 11 millones en fichajes. Por Roberto se paga un millón de euros, por Cenk Gönen 200.000 euros más dos millones por Diego González. El grueso de la inversión ha ido para Argentina. Se pagó por Cecchini 4,6 millones y 3.2 por Esteban Rolón a Banfield y Argentinos Juniors, respectivamente. Hay 1.3 millones más de variables en el traspaso de Roberto desde el Espanyol.

La cifra de gasto en este verano ha sido bastante parecida, por ejemplo, a la del año pasado. Se invirtieron cinco millones de euros por Keko, 4,5 en Michael Santos, 800.000 euros en Koné para un total de 10.3 millones. Los 31 millones ingresados no llegan al verano de 2015, cuando la cifra se disparó hasta los 37 millones. Entonces se vendió a Samu García y Samu Castillejo por un monto conjunto de 16 millones al Villarreal; por Sergi Darder se percibieron 13 desde el Olympique de Lyon, que justamente ayer cedió al balear al Espanyol, el club desde que llegó al Málaga. Los siete millones por Juanmi del Southampton y el millón de euros de Boca Juniors por Pablo Pérez completaron el resto. Las compras apenas llegaron a los seis millones. Amrabat, por 3.5 millones (Galatasaray), Charles (800.000 euros al Celta), Tighadouini (800.000 euros al NAC Breda) y Duje Cop (750.000 euros de cesión al Cagliari) para un superávit de 31 millones.

Es la tendencia de las últimas temporadas. Tras el esplendor de los primeros años de la era Al-Thani y la llegada de jugadores de un nivel impensable el Málaga el club, por obligación y con algún momento muy delicado, ha tenido a equilibrar y en las últimas campañas, con el asterisco de la pasada, siempre hubo más ingresos que gastos en el mercado veraniego.

El mercado también ha dejado fricciones entre la propiedad, la dirección deportiva y el técnico. El grueso de la inversión, Cecchini y Rolón, son apuestas directas de Al-Thani. Eran jugadores que no contaban entre las prioridades de Arnau y Míchel. El técnico llevó a sala de prensa su descontento y el jeque, vía redes sociales, reprendió. Las aguas se han calmado en los últimos días, pero queda ver cuál es la respuesta de la plantilla confeccionada, que ha arrancado con dificultades y cero puntos en el arranque de los dos partidos de Liga. Tiempo para ajustar los fichajes y que Míchel haga la plantilla lo más competitiva posible.