"Volveremos a dormir para soñar de nuevo", rezaba una pancarta del Frente Bokerón en aquel Málaga-Deportivo que ponía el punto final a la etapa más gloriosa vivida por La Rosaleda. Era el adiós a la Champions, la despedida de Isco, Joaquín o Toulalan. Del año de Oporto, Milán o Dortmund. La vuelta al ruedo de Manuel Pellegrini. El telón a un sueño, sí. Pero a un sueño dentro de otro sueño, porque las diez campañas del Málaga en Primera División han sido un hito que los más -y no tan- veteranos habrían firmado con sangre. El club tocó el cielo, se codeó con los mejores, dejó fechas eternas. Hoy vuelve otra vez a los infiernos, hoy vuelve a dormir para soñar de nuevo.
Esto ya es Segunda División. Ha habido meses para asimilarlo. Suficiente prueba es que hoy toca visitar el Ángel Carro para enfrentarse al Lugo (19:30, Movistar+ Partidazo). Y pese al llanto y la amargura, regresa el fútbol. El Málaga juega y es inevitable sentir otra vez ese cosquilleo en el estómago que solo da la verdadera competición, da igual cuál. Es momento de borrón y cuenta nueva, de resetear la mente, de mirar adelante.
Muchas cosas han pasado en 91 días. De José González y Husillos al conato de Lucas Alcaraz. El frenazo de Al-Thani, el adiós del argentino, el compás de espera, la llegada de José Luis Pérez Caminero y Juan Ramón Muñiz. Una montaña rusa de sensaciones, rumores y realidades. Vuelve el fútbol, lo único tangible. Y se hace con los pies en el suelo.
Muñiz se ha encargado personalmente en cada intervención de que así sea. Su paso por la sala de prensa de La Rosaleda este jueves fue otra dosis de realidad con un resumen claro: el escudo va por delante, pero no sirve para ganar partidos. El discurso que refuerza el día a día del asturiano sirve para recuperar valores y fomentar la única mentalidad que da puntos en Segunda División. Solo el trabajo y la seriedad pueden sacar al club de la mediocridad en la que se instaló la pasada campaña.
El equipo salió ayer en AVE rumbo a Madrid sobre las 10:00 tras entrenar a primera hora de la mañana (8:45) para luego desplazarse desde la capital española hasta Lugo en autobús con llegada alrededor de las 21:00. Once horas. Medio día de viaje, sin chárter. Es parte de esa nueva realidad en la que insistió Muñiz. "Somos un equipo de Segunda y tenemos que ponernos a ese nivel. Hay que buscar la viabilidad del club y nos tenemos que adaptar todos a la categoría. Cada departamento. Todo el mundo pierde algo con el descenso", aseveraba el técnico.
Han llegado ya diez futbolistas tras la oficialización de Mamadou Koné en la operación de salida de En-Nesyri al Leganés y aún queda tela por cortar en materia de altas y bajas. La evolución del equipo ha sido considerable desde su estreno en el Marbella Football Center contra el Nottingham Forest. Se dilucidan las ideas de Muñiz, se sabe a qué va a jugar el equipo guste más o menos. El gol es la gran asignatura pendiente y no es una cuestión baladí, aunque aún a expensas de la aclimatación de Héctor y Blanco Leschuk, la integración al grupo de Koné y Pacheco y la posible llegada de algún refuerzo más. No obstante de lo que no quedan dudas es de que el bloque es compacto, se trabaja para que no haya fisuras atrás y se va a competir cada partido. Jugadores como Luis Hernández o Adrián, que parecían desahuciados tras el descenso, están ahora en los planes de Muñiz y han mostrado una cara nueva, en particular el central, que si continúa ha de ser un pilar atrás como lo fue en el Sporting.
El técnico viaja con 20 a tierras gallegas. Hay aún dudas con el once y con la situación de algún jugador como precisamente Luis Hernández, que el miércoles abandonó tocado el entrenamiento, aunque ha completado las últimas dos sesiones antes de viajar. Se va sin Diego González ni Iván Rodríguez, ambos sancionados, lo que abre la titularidad a Cifu, muestra de que la plantilla aún está en fase beta. Fuera quedaron Pacheco, Iturra y Haksabanovic, también los descartes, y viajan los canteranos Abqar, Hicham y Harper.
Con el primer once de Muñiz se irán despejando dudas. De aquí en adelante todo será competir: sin ventanas de selecciones, segunda ronda de Copa del Rey y 42 jornadas más, quizás, play off de ascenso. Se pone la velocidad de crucero, vuelve el gusanillo. Que ruede el balón.
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