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El asesino silencioso

  • Gustavo Blanco Leschuk se mete en el bolsillo a la afición del Málaga después de su último recital contra el Córdoba

  • "Intento ayudar haciendo lo que me pide el entrenador", asegura

Gustavo Blanco Leschuk, en el momento de marcar su gol al Tenerife.

Gustavo Blanco Leschuk, en el momento de marcar su gol al Tenerife. / marilú báez

Gustavo Blanco Leschuk es un futbolista discreto. No es amigo de las declaraciones públicas. Se le nota algo incómodo ante los micrófonos. Sus respuestas suelen ser cortas y no muy fluidas. No es la palabra lo que define a este argentino, que destroza clichés sobre la verborrea propia de la gente de su país de origen. Él se expresa a través de su profesión, sobre el terreno de juego. Todo lo que no dice fuera del campo lo dice en el verde a base de trabajo, de movimientos inteligentes, de voracidad, de precisión, de capacidad para asociarse. Ahí está su fluidez.

Donde más ha brillado en estas cinco primeras jornadas es en casa, en el estadio de La Rosaleda. Dos goles, seis puntos (ante Alcorcón y Tenerife). Pero su mayor exhibición llega precisamente en un día en el que no logró marcar. "Fue un partido difícil, sabíamos de antes que iba a serlo. Se nos dio los goles, las jugadas… estamos muy contentos por seguir así", aseguró el punta para los medios del club después de ser designado como MVP del derbi contra el Córdoba.

Blanco Leschuk le da todo lo que puede darle un delantero de sus características a un equipo. La aguanta, no la pierde, la entrega con sentido, tira desmarques, facilita la labor de los compañeros, es un currante. Y, al mismo tiempo, es una amenaza constante en el área, por tierra y aire. "Intento ayudar al equipo haciendo lo que me pide el entrenador, que es aguantar y cargar a los que vienen de frente. A veces sale y otras no, por suerte está saliendo bien. Uno siempre entrena para eso, para dar lo mejor desde el primer partido hasta el último. Se nos está dando así y hay que seguir así", sostiene con toda la humildad del mundo.

Le faltó la guinda del gol contra el Córdoba. Lo evitó, sobre todo, el portero blanquiverde, Carlos Abad. Especialmente en sendos remates de cabeza, aunque el primero de ellos dio lugar al tanto de Hicham. Probó más veces, pero se le resistió. Pese a todo, La Rosaleda entendió perfectamente todo lo que aporta. El futbolista agradece el cariño: "Está siempre apoyando, eso es muy importante para nosotros. Esperamos seguir así y darle los tres puntos para ellos, porque ellos se lo merecen. Muchas gracias a los aficionados por confiar en mí, por apoyarme siempre, por apoyar al equipo. Hay que seguir así para lograr los tres puntos en todos los partidos".

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