málaga CF-Sevilla · la crónica

Sin brújula (0-1)

  • El Málaga pierde sin disparar al Sevilla.

  • José González encadena su quinta derrota consecutiva.

Correa supera a Roberto en el único gol del encuentro.

Correa supera a Roberto en el único gol del encuentro. / EFE

Si en el Málaga alguien tiene una brújula, desde luego no apunta al norte. El equipo es un disparate continuo, una broma macabra que está destrozando la ilusión de una afición con espíritu inquebrantable pero que no es tonta. No hay referente intelectual en ninguna de sus parcelas. La propiedad asiste al dantesco espectáculo como si no fuese con ella. El director deportivo ha traído algunos futbolistas a los que la palabra profesional les queda enorme. El entrenador no deja de dar palos de ciego y se agarra a una idea que, de momento, le ha servido para sumar dos puntos de 21 y encadenar cinco derrotas consecutivas. Los rivales se han empeñado en darle vida al Málaga, pero es que parece que los blanquiazules no quieren esas bolas extra. Pasan las jornadas y se ve una combinación de indolencia e incapacidad en algunos futbolistas que resulta verdaderamente alarmante. Isaac Success, al que aún le sobra una decena de kilos, jamás debió vestir la camiseta del Málaga. Los que lo ficharon y el que lo pone son los responsables. El nigeriano fue titular en este deslucido derbi andaluz, el penúltimo en Primera, se teme. Hizo una performance que desquició a la grada. José le retiró a la media hora larga de juego con el público increpándole, sus compañeros dándole ánimos y él, a su ritmo, hoyando el césped sin entender bien el contexto.

En 35 minutos, a Success le dio tiempo a reclamar un penalti. Correa contacta con él y no toca balón. En directo no lo pareció, en la repetición llegan las dudas. El tema de siempre: ¿Fue suficiente ese contacto para el derribo? Al final, quien tenía que pitarlo, Del Cerro Grande, hizo caso omiso al nigeriano. Donde sí falló el colegiado fue en el tanto anulado a Ben Yedder por un fuera de juego inexistente que habría hundido al Málaga.

Incomprensiblemente (por más que tuviese un problema con una pieza dental en el calentamiento), En-Nesyri no fue titular. La Rosaleda abrazó su entrada tardía al campo y le recibió con cariño y efusividad. Ya puede olvidarse del penalti de San Mamés, que nadie le acusa precisamente a él. Su entrada multiplicó las revoluciones del equipo malacitano. No, tampoco hay brújula deportiva.

Poco se puede esperar de un equipo cuyo volante se turnan Iturra y Lacen, cuando no son Roberto y Miquel a pelotazo limpio. Dos mercados después, con dos directores deportivos distintos y tras alrededor de 20 fichajes, no hay timonel. Para hacérselo mirar. Sin embargo, resulta más sencillo agarrarse por enésima vez a excusas mediocres como la ausencia de fortuna y el "nadie nos aplasta".

Al Málaga no le aplastan los rivales sencillamente porque no lo necesitan. Con un par de destellos, un par de jugadas aisladas o algo de paciencia, saben que tarde o temprano desmontan al conjunto blanquiazul. Sí es cierto que con José parece algo más fuertecito que con Míchel, pero a la hora de la verdad siempre se tuercen los renglones del partido de turno.

El Sevilla, que no está precisamente en su mejor momento y que tenía bajas reseñables, ganó 0-1 pero pudo hacer (y de hecho hizo) algún tanto más. Y no sólo los que abortó Roberto en el minuto 93. Pero una genialidad de Nolito fue suficiente. A los de Montella les bastó con gestionar bien su escueta ventaja y madurar el partido. Sabe el italiano, como casi todos los demás equipos de Primera, que el Málaga carece de imaginación para destruir líneas bien armadas cuando pasa el centro del campo. Todo lo que no llegue de manera directa, en contragolpe, estrategia o (las menos veces) por acción individual... Sólo hay que mirar las estadísticas, donde no se contabiliza ningún disparo entre los tres palos por parte malacitana.

A nadie se le enciende la bombilla en el Málaga. Lo intentó con todas sus fuerzas Rolan, posiblemente una de las figuras que mejor resume lo que es este equipo, un quiero y no puedo perenne. Al uruguayo se le presupone calidad, desborde, garra, gol... pero todos sus intentos mueren de hambre. Como el Málaga.

>

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios