Armando Sadiku es una de las mejores noticias de la temporada en el plano deportivo del Málaga. Es cierto que no es un jugador de propiedad en Martiricos, pero la cesión conseguida in extremis desde el Levante ha solventado una papeleta importante para garantizar un mínimo de goles. Es el pichichi del equipo y está enjaulado esperando el regreso de la competición. El primer paso es el de los entrenamientos, que este lunes pueden reanudarse.

En declaraciones distribuidas por el club, Sadiku hablaba de que “lo llevo bien en casa, tengo espacio para entrenar tranquilo. Entreno una hora y cuarto por la mañana, y por la tarde hora y media o dos horas. Todo el tiempo estoy siempre activo”, decía el ariete, que a través de las redes sociales muestra que su terraza es un buen campo de entrenamiento para quitarse el mono. Muestra sus habilidades con el balón, aunque también ha tenido algún percance gracioso en este periodo de confinamiento. 

“Me entreno solo, a veces con mi mujer, también dos veces a la semana con vídeo online entrenamos y hablamos con todo el equipo”, proseguía Sadiku, que desea volver a los entrenamientos y los partidos en LaLiga SmartBank: “Tengo muchas ganas de volver al vestuario, con mis compañeros, hablar con ellos… Los echo de menos. Y, sobre todo, tengo ganas de volver a jugar en La Rosaleda y sentir las emociones de todos los aficionados del Málaga”.

Próximo a cumplir los 29 años, con 10 goles que han reportado 10 puntos para el equipo, un peso considerable cuando no es un bloque que se caracterice por la facilidad goleadora, Sadiku espera que este tramo final de la temporada suponga una revalorización si se puede reanudar la competición. También lo aguarda el Levante, en un mercado que se presenta de carestía y en el que no habrá grandes dispendios.