M.A.P. Ernesto Aurignac / Marco Mezquida / Ramón Prats. Autoeditado, 2016.

Debutaron como proyecto en 2015 y lo hicieron a lo grande: su directo de presentación fue aclamado por gran parte de la crítica como uno de los más brillantes y precisos de la temporada jazzística. Mientras, los estudios de grabación abrían sus puertas ansiosos por plasmar en disco una propuesta constatada en numerosos escenarios. Finalmente, el pasado mes de enero, el piano de Marco Mezquida, el saxo alto de Ernesto Aurignac y la batería de Ramón Prats unieron fuerzas e ideas en la construcción de M.A.P. / Mezquida. Aurignac. Prats (2016), un trabajo autoeditado y producido por el crítico Jesús Gonzalo cuyo encarte contiene una cita de Fernando Pessoa que puede ser leída como sutil declaración de principios: "Soy los alrededores de una ciudad que no existe, el comentario prolijo a un libro que no se ha escrito". Y es en que la música de M.A.P. casi todo parece enfocado a la inmersión en una esencia por construir desde una periferia que suma y aporta. Un núcleo edificado por tres lustrosas trayectorias ahora confluyentes pero cuyos respectivos bagajes individiduales no le andan a la zaga.

El menorquín Marco Mezquida (1987) combina en su modelo influencias procedentes tanto del piano clásico como de la libre improvisación. Su versatilidad lo ha situado en unas cincuenta formaciones distintas, asumiendo roles que van desde pianista a improvisador, desde compositor a arreglista. Y en ello ha tenido mucho que decir tanto su capacidad exploradora como su cuidada formación, iniciada a los 8 años y coronada por la licenciatura de piano jazz en 2009 en la Escuela Superior de Música de Cataluña, donde estudió jazz, improvisación, música clásica y contemporánea. Además de sus ocho discos como líder, su nombre también está ligado a iniciativas como Robadors Free Quartet, la orquesta de improvisación dirigida Memoria, el recuperado proyecto de Marc Miralta, Perico Sambeat, Javier Colina New York-Flamenco Reunión o el sexteto del joven baterista catalán Joan Vidal Sextet. Mezquida ha sido premiado como músico del año en tres ocasiones consecutivas (2011-12-13) por la L'Associació de Músics de Jazz i Música Moderna de Catalunya.

No es la primera vez, ni será la última, que el malagueño Ernesto Aurignac aparece en esta página. El pasado año, su proyecto orquestal Uno aglutinaba merecidas palabras de elogio gracias a su combinación de "sonidos impresionistas y contemporáneos, música clásica y jazz en un todo que evoca al infinito". Pese a su limitada producción propia, a la que se debe sumar el trabajo a la cabeza de su quinteto, su nombre ha ganado solvencia tanto por su labor docente como por su implicación en empresas junto a colegas del peso de Perico Sambeat, Joachim Kühn, Eric Alexander, Albert Bover, Javier Colina, Marc Miralta, Alexi Tuomarila o Ramón López. Su campo de acción tampoco ha hecho ascos a una vertiente flamenca junto a Gerardo Núñez o Chano Domínguez, formando parte del elenco de músicos del espectáculo Flamenco hoy del cineasta Carlos Saura.

Por su parte, Ramón Prats es uno de los baterías más imaginativos y determinantes de la actualidad. Integrante de grupos como el dúo Duot, Sindicato Ornette, Free Art Ensemble y el citado Proyecto Uno de Aurignac, el músico catalán lidera también Pandora, un cuarteto de trompeta, violonchelo, contrabajo y batería centrado en la creación instantánea. En 2014 fue premiado como músico del año, disco del año (por Pandora) y grupo del año (Ramón Prats Quartet) por la citada AMJM. En cuanto a sus colaboraciones, es necesario subrayar su labor junto a Julián Sánchez, Seamus Blake, Dave Kikoski, Esperanza Spalding, Guillermo Klein, Bob Mintzer, Greg Ward, Perico Sambeat, Carme Canela, Jordi Rossy, Mats Gustafsson o Bill McHenry.

Sobre estos mimbres, la música de M.A.P. discurre por un ajustado engarce entre partitura e improvisación donde el activismo acaba imponiendo su ley, desde la agilidad de Armando rampas a la desolación de Obituario. Un diálogo a tres bandas cuyos motores son el ingenio y la lucidez y cuyo éxito se sustenta en la estrecha conexión entre las partes. La confluencia de estas tres simboliza el óptimo estado de forma de un jazz nacional que tiene en M.A.P. a uno de sus fundamentales exponentes.