Clásica | Cuartetos de Haydn

Seis cuartetos que cambiaron la historia de la música

  • El domingo 22 el Cuarteto St. Lawrence ofrecerá en el Espacio Turina de Sevilla los seis cuartetos Op.20 de Joseph Haydn, obras cruciales en el desarrollo del género, que el grupo canadiense acaba de grabar y publicar en formato CD y LP

Cuarteto St. Lawrence (de izquierda a derecha, Costanza, Robertson, Dalby y Nuttall)

Cuarteto St. Lawrence (de izquierda a derecha, Costanza, Robertson, Dalby y Nuttall) / Marco Borgrevve

"Padre de la sinfonía". "Padre del cuarteto de cuerda". Las atribuciones de paternidad se acumulan en la figura de Joseph Haydn (Rohrau, 1732 - Viena, 1809), sin duda uno de los compositores fundamentales en el desarrollo de las formas clásicas, que reinaron absolutamente sobre la música europea durante más de un siglo (y aún no han perdido del todo su vigencia). Haydn no inventó ni la sinfonía ni el cuarteto de cuerda, pero dio a ambos géneros la solidez formal y la capacidad para asumir significados diversos que los impulsarían a su dominio secular.

En una época en la que la demanda social de música crecía imparable y las principales capitales europeas empezaban a albergar ciclos públicos de conciertos cada vez más profesionalizados, el cuarteto de cuerda jugó un papel singular, ya que nacido en las cámaras privadas y pensados para un consumo doméstico, fue incorporándose poco a poco a los conciertos de los teatros públicos (donde mandaba el más espectacular género sinfónico) propiciando una mayor complejidad en su escritura y, paralelamente, la formación de los primeros cuartetos de cuerda puramente profesionales. En ese proceso, la obra de Haydn jugó un papel notable.

Joseph Haydn Joseph Haydn

Joseph Haydn / D. S.

La textura a cuatro partes era bastante habitual en la música de principios del siglo XVIII, y en el momento en que los compositores empezaron a desembarazarse del bajo continuo, la sonata y el concerto a 4 se convirtieron de forma natural en piezas escritas para dos violines, viola y violonchelo. Esta formación aparece ya en colecciones italianas de las primeras décadas del siglo, pero el género del cuarteto de cuerda tardaría aún en llegar. Mediado el siglo, en Viena empezaron a popularizarse obras camerísticas escritas en forma de trío, quinteto y sexteto. Algunos autores consideran que fueron los sextetos austriacos de mediados de siglo escritos para dos violines, viola, violonchelo y dos trompas los que familiarizaron a Haydn con este tipo de composiciones.

Algunos autores consideran que fueron los sextetos austriacos de mediados de siglo escritos para dos violines, viola, violonchelo y dos trompas los que familiarizaron a Haydn con este tipo de composiciones

Es posible que en la segunda mitad de la década de 1750 Haydn escribiera ya cuartetos de cuerda para las veladas musicales que tenían lugar en la casa de campo del barón Carl Josef Fürnberg, su primer patrón. Eran obras sencillas, ancladas en la tradición, indistinguibles de las serenatas, casaciones y divertimentos típicos de las reuniones aristocráticas de la época.

No sería hasta final de la década siguiente, trabajando ya para los Esterházy, cuando Haydn empieza a revolucionar la concepción del cuarteto, ampliando sus dimensiones y sus posibilidades expresivas. Entre 1769 y 1771 escribe doce obras que serán publicadas (seis a seis) con los números de Op. 9 y 17. Aquí Haydn halla ya la estructura que será la canónica del género (y de la mayoría de las obras clásicas): cuatro movimientos, dos extremos rápidos con un minueto y un movimiento lento entre medias. Las colecciones de seis obras formaban parte de una tradición heredada del barroco, pero Haydn estandariza aquí también un modelo que habría de repetirse muchas veces: cinco de los cuartetos en modo mayor y uno (jamás el primero ni el último) en modo menor.

Cuartetos del Sol Cuartetos del Sol

Cuartetos del Sol / D. S.

Los Cuartetos Opp.9 y 17 sirvieron a Haydn para marcar terreno y asentar su oficio. Con los seis de la Op.20, fechados en 1772, el compositor revolucionó por completo el género y, con él, toda la historia de la música. Conocidos como Cuartetos del Sol por la portada de la edición publicada en Berlín en 1779 por Johann Julius Hummel, las obras presentan tantas novedades que el propio Haydn pareció tardar una década en asimilarlas, pues no volvió sobre el género hasta 1782 cuando sus Cuartetos Op.33, conocidos como Rusos por su dedicatoria al gran duque Pablo de Rusia, futuro zar como Pablo I, presentan ya las marcas del estilo que en adelante serán consideradas clásicas.

Para empezar, en la Op.20 Haydn se salta la regla de las tonalidades, para incluir dos cuartetos en modo menor (3 y 5). Robbins Landon piensa que en realidad el músico no escribió las obras pensando en su edición, sino por razones estrictamente "musicales y privadas". Acaso eso explique su carácter experimental. Tampoco está clara la ordenación que el compositor dio a sus obras.

La que suele usarse actualmente es la que aparece en la edición de Hummel (y en otra londinense contemporánea y en una antología publicada por Pleyel en 1802, alabada por el propio Haydn), pero los cuartetos habían sido publicados por primera vez en 1774 en París con un orden diferente. E incluso en el catálogo manuscrito del compositor las obras, calificadas aún como divertimenti, aparecen ordenadas de otra forma, según la secuencia 5, 6, 2, 3, 4, 1 (sí, arranca con un cuarteto en modo menor), que es la que se adoptó en la edición crítica publicada por la editorial Henle-Verlag en 1974, sin demasiado éxito, pues los intérpretes suelen preferir la tradicional de Hummel/Pleyel.

La ordenación usada en la edición urtext de 1974 tiene la virtud de colocar al principio los tres cuartetos que terminan con fugas, que además aparecen con sus temas de fuga en orden creciente: dos en el cuarteto nº5, tres en el nº6 y cuatro en el nº2. Pero la inclusión sorprendente de esas fugas, tan vinculadas al contrapuntístico estilo eclesiástico, que se consideraba pasado de moda, es sólo un elemento más en unas obras llenas de sorpresas, en las que Haydn juega a introducir modificaciones en las formas sonatas de apertura o a incluir elementos (recitativos, arias, instrumentales por supuesto) que parecen sacados del mundo de la ópera.

Presentados aún en algunas ediciones (como la de Hummel) como obras concertantes, lo cierto es que el equilibrio entre las cuatro voces alcanza en estas obras uno de sus primeros momentos álgidos. Son justamente los movimientos fugados, los de trama más antigua, los que parecen impulsar este proceso. Como en Bach, las cuatro voces autónomas de la polifonía clásica apuntan ya aquí al tratamiento de los cuatro instrumentos en pie de igualdad, característica esencial del cuarteto vienés, esa que lo haría imponerse históricamente a los que solían cultivarse en París, en los que el principio concertante, que privilegiaba al primer violín, era dominante. El "diálogo de cuatro personas inteligentes", por usar la conocida alusión de Goethe a la forma cuartetística, planta con fuerza sus bases aquí.

Haydn Op.20 - St. Lawrence String Quartet Haydn Op.20 - St. Lawrence String Quartet

Haydn Op.20 - St. Lawrence String Quartet

Para Christopher Constanza, violonchelista del St. Lawrence String Quartet, se trata de "la democracia en acción. [...] Como violonchelista, agradezco mucho al opus 20 por haber permitido que otros compositores nos dejaran ser algo más que la orquesta de fondo del primer violín". Lesley Robertson, viola del conjunto canadiense, añade al respecto: "Las voces internas son muy variadas, ricas y camaleónicas. Percibimos todo el espectro de voces y caracteres. Desde la línea de bajo, pasando por las texturas y armonías, hasta la melodía flotante".

Para Geoff Nuttall, primer violín del St. Lawrence, ese equilibrio no es sólo textural, sino formal ("Nada sobra por ningún lado"), y toma como ejemplo el primer cuarteto de la serie: "Comenzamos con un primer movimiento soleado, jubiloso, excéntrico, pero sin esfuerzo, y luego el minueto es increíble. El movimiento lento es una de las piezas más sentidas y profundas que hemos interpretado, considerando a todos los compositores habidos. Es seguramente tan hermoso como una obra tardía de Beethoven. Y luego el movimiento final se siente como una liberación. Extrañamente, este equilibrio nunca ha sido superado".

"El movimiento lento es una de las piezas más sentidas y profundas que hemos interpretado, considerando a todos los compositores habidos"

El St. Lawrence String Quartet acaba de publicar el registro de las obras, uniéndose así a ilustres precedentes en la discografía, a pesar de que como bien dice Owen Dalby, segundo violín del grupo, son obras relativamente poco grabadas en comparación con los cuartetos finales del propio Haydn o, no digamos ya, los de Beethoven. Yo recuerdo aún con emoción el impacto que me supuso conocer las obras en las versiones del Cuateto Mosaïques, que hizo del Op.20 uno de sus puntales en el universo clásico. También con instrumentos de época, la versión del Cuarteto Festétics alcanza, en su descarnada tímbrica, una sugerente fuerza expresiva.

Con instrumental moderno, el Hagen dejó interpretaciones de juvenil impulso, extraordinariamente contrastadas, mientras The Lindsays grabaron versiones de una brillantez extrema, acaso un tanto asépticas. Owen Dalby expresa los deseos del St. Lawrence al grabar las obras: "...que la gente se emocione con Haydn y con su genio creador tanto como nosotros. Queremos que esta sea una grabación que la gente escuche activamente. Es la otra cara de la idea de que Haydn sufre más que cualquier otro cuando la interpretación es mediocre: sus composiciones son maravillosas cuando la interpretación te obliga a escuchar con atención".

El registro ha sido publicado por el sello eaSonus en formato CD y LP, además de distribuido digitalmente a través de las principales plataformas online. El sello, con sede oficial en Berlín, está vinculado a la agencia artística de igual nombre de Carmen Delia Romero y Andreea Buticariu, las creadoras de la Asociación Andalucía Clásica, que desarrolla aún su segunda temporada de conciertos en el Espacio Turina de Sevilla, que se reanuda el próximo domingo justamente con la interpretación que el Cuarteto St. Lawrence hará de la integral de la Op.20 de Haydn.

La edición en CD, que es la que manejo, resulta modélica en todos los sentidos. Además de un diseño atractivo y de agradable manejo, ofrece textos de interés en alemán, inglés, francés y español, entre ellos una entrevista con los miembros del cuarteto, de donde he extraído las citas para este artículo, un breve pero didáctico ensayo de Stephen Hinton y breves guías de audición de cada obra.

"...es posible que no haya ninguna obra en la historia de la música instrumental, única o séxtuple, que haya logrado tanto de manera tan silenciosa"

Si alguien necesita algún acicate más para interesarse por esta doble cita con el Cuarteto St. Lawrence enfrentado a seis de las más excitantes obras del repertorio camerístico internacional (Espacio Turina, domingo 22 de septiembre; 12:00 y 17:00), le dejo con la opinión de uno de los mayores expertos haydnianos, Donald Francis Tovey, que extraigo del documentado comentario de Hinton: "Cada página de los seis cuartetos del opus 20 tiene una importancia histórica y estética; y a pesar de que el resultado final nos indique que Haydn tenía aún un largo camino que recorrer, es posible que no haya ninguna obra en la historia de la música instrumental, única o séxtuple, que haya logrado tanto de manera tan silenciosa".

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