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Medalla de oro en calidad

Programa: Ludwig van Beethoven, 'Sinfonía núm. 3 en Mi bemol mayor op. 55 Heroica'; Antonin Dvorák, 'Sinfonía núm. 9 en Mi menor op. 95 "'Del Nuevo Mundo'. Director: Salvador Mas. Lugar: Palacio de Carlos V. Fecha: 6 de julio de 2010.

El concierto de la Orquesta Ciudad de Granada dentro del Festival fue todo un éxito. Una flamante OCG, con su director titular al frente, salió al escenario del Palacio de Carlos V para compartir con el público la alegría de haber recibido la Medalla de Honor del Festival. Por la mañana Salvador Mas había recogido el galardón de manos de Enrique Gámez, actual director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Por la noche, con mano firme y decidida, Mas abrazó su batuta para ofrecer su buen hacer junto a una veterana formación que demuestra día a día su afán de superación y crecimiento artístico.

El programa estaba formado por dos grandes obras del repertorio internacional. La primera parte se consagró a la Sinfonía núm. 3 Heroica de Ludwig van Beethoven. Esta obra, bien conocida por la formación granadina, resulta novedosa en varios aspectos desde la óptica del momento en que se compuso. Verdaderamente, es una sinfonía "grande" en sus dimensiones temporales y en el complejo entramado motívico que su autor volcó en cada movimiento. Meditada y calmada, la versión de Salvador Mas estuvo ajena a los efectismos e histrionismos que a veces se han asociado a la obra. Por el contrario, fue una interpretación fiel a la partitura, digna de un profundo conocedor de la tradición vienesa, que subrayó magistralmente los elementos temáticos principales y dejó respirar el rico material secundario que se entreteje en cada movimiento.

Una OCG en buena forma acometió la obra con decisión, como momentos sublimes como la marcha fúnebre del segundo movimiento. Las cuerdas sonaron empastadas y equilibradas, representando pasajes delicados, como el concitato del segundo movimiento, y agilidad y dinamismo, como en los fugati del movimiento final. También es digna de mención la sección de vientos; salvo algún pequeño desajuste, su trabajo fue igualmente bueno.

La segunda parte estuvo dedicada por entero a la Sinfonía núm. 9 Del Nuevo Mundo. Como la primera obra del programa, se trata de uno de los monumentos sinfónicos del siglo XIX. Esta partitura de amplio desarrollo demanda de la orquesta una entrega absoluta. Particularmente destacable fue el papel de los oboes y las trompas, a quienes Dvorák dedica varios pasajes solistas. Mención especial merece también la percusión; un Jaume Esteve, siempre preciso, ofreció desde los timbales el complemento rítmico tan necesario para la definición de la obra. Nuevamente, Salvador Mas, junto a la OCG, construyó con coherencia y maestría su versión de la sinfonía, equilibrada en todos los sentidos.

Granada puede congratularse de contar con una orquesta como la OCG, que en nada desmerece a las otras orquestas visitantes del Festival. En un momento de estabilidad y desarrollo creativo, nuestra orquesta muestra una salud artística envidiable, y la Medalla de Honor del Festival le ha sido concedida en un buen momento. La prolongada ovación del público asistente así lo consideró, arropando con sus aplausos a los músicos y a su director, que salió a saludar hasta cinco veces.

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