flamenco

Tétrica y acompasada

  • Rosalía publica con Refree un excelente disco de debut, la obra de cante más deslumbrante de los últimos años

éste es el primer disco de una jovencísima y talentosa cantaora de Barcelona. En su voz se mezcla la melaza infantil con la sabiduría del que conoce los secretos de su arte. Una técnica portentosa y un timbre bellísimo. Los arreglos instrumentales son una delicia porque los lleva a cabo un guitarrista, Raül Fernández Refree, que no está ducho en las técnicas jondas. Pero que es un músico portentoso que ha sabido buscar la almendrilla de los cantes jondos, aunque no use los alzapúas y golpes en la tapa característicos del flamenco. No en vano Refree trabajó con Silvia Pérez Cruz y prepara ahora el nuevo disco de Rocío Márquez. Rompe así esta obra con muchos de los tópicos del flamenco, así que es un golpe de aire fresco, muy saludable.

Líricas las cantiñas. Apabullante y épica la seguiriya de Caracol. Dulzura y verdad en la cabal del Pena. Minuciosa y solar la malagueña del Mellizo. Los tangos de Vallejo rotundos, heavies. Íntima y dolorida la malagueña de la Trini. Eléctricos y sombríos los tientos de Chacón. La guajira de Marchena irreconocible y, pese a ello, sensual y caribeña, popular y contemporánea. Los abandolaos feroces y desacompasados. La milonga de Escacena tétrica y acompasada, arpegiada. La saeta de Manuel Torre apocalíptica. Han sido necesarias una guitarra no flamenca y una voz juvenil de Barcelona para recuperar la austeridad y el sentido directo de los discos jondos de antaño. Y es que la sobreproducción sepulta hoy al más pintado en el flamenco. Cada corte es una revelación, pese a tratarse de estilos flamencos tradicionales, esto es, de nuestro tiempo. Lo jondo desembarca en el siglo XXI. El trabajo de la cantaora es impresionante. Y el del guitarrista y productor, abrumador.

Rosalía es un descubrimiento. Un fogonazo, una iluminación. De producción austera, en Los Ángeles no sobra una nota. El disco de cante más demoledor, esto es, conmovedor, en años. Con esta obra al flamenco se le ha caído una tonelada de caspa, toda una costra que el tiempo había adherido en su superficie y que le impedía mostrar sus colores a lo vivo. Rojo, violeta, verde, amarillo, blanco, azul. Negro. ¡Cuántos tópicos han rodado por los suelos con Los Ángeles!

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