Fahmi Alqhai. Músico

"El estilo es lo que tú eres"

  • El sello Alqhai y Alqhai, creado por dos referentes de la música antigua española, presenta el segundo disco de Accademia del Piacere, dedicado a las composiciones para viola que sonaban en la corte de Luis XIV

Nacidos en Sevilla de padre sirio y madre palestina, los hermanos Fahmi y Rami Alqhai se han convertido en el último lustro en referentes imprescindibles de la música antigua española. Colaboradores habituales de algunos de los más importantes conjuntos barrocos europeos, estos dos violagambistas de raza, crecidos entre el flamenco, el heavy metal y la música árabe, asumieron hace unos años la responsabilidad de gestionar no sólo la actividad concertística de sus grupos, sino también sus grabaciones a través de un sello propio, Alqhai & Alqhai, en el que en estos días publican su segundo trabajo, un acercamiento a la música de los dos grandes maestros de la viola que coincidieron en la corte del Rey Sol, Marin Marais y Jean-Baptiste Forqueray.

"Era inevitable. Todos los violagambistas del mundo estudian para esto", comenta Rami. "Para nosotros la música de Marais y Forqueray puede ser como la de Chopin para un pianista. Es la esencia de nuestro trabajo. Es una música hermosísima para escuchar, pero está además extraordinariamente bien escrita para el instrumento. Tocarla es una gozada". Esa larga leyenda que relacionaba ya en su época las maneras interpretativas de Marais con las de un ángel y las de Forqueray con las de un diablo, han querido los Alqhai dejarla reflejada hasta en el título del disco: Les Violes du Ciel et de l'Enfer. "Es que ese carácter se aprecia fácilmente en las obras", explica Fahmi. "La música de Marais es melódicamente deliciosa, de una finura y un refinamiento soberbios, y la de Forqueray también está escrita muy finamente, pero además tiene una fiereza especial. Forqueray asumía riesgos y eso es muy excitante para el intérprete".

Como en su primer trabajo, que con el título de Le Lachrime di Eros recogía música italiana de principios del siglo XVII, los aspectos formales del CD están cuidados al máximo. "Detrás del primer disco hay cuatro años de intenso trabajo con Accademia del Piacere, el grupo que fundé en 2002 junto a la soprano Mariví Blasco. Preparamos con mucho cuidado el programa y luego buscamos un sello que pudiera acogernos, pero no terminaba de convencernos nada de lo que veíamos, porque queríamos controlar todo el producto hasta el final, y eso no nos lo garantizaban en ningún lado. Así que nos hicimos un máster y fuimos a ofrecerlo, a presentarnos ya con algo concreto en las manos, pero aunque tuvimos ofertas a priori interesantes, nada nos satisfacía del todo, hasta que finalmente decidimos dar el paso y montarnos por nuestra cuenta. No queríamos un producto cualquiera, sino algo absolutamente personalizado. Hoy día, la música se puede conseguir de mil formas y además se ha puesto de moda su consumo rápido, en plan fast-music, de cualquier manera. Y nosotros aspiramos a otra cosa. Queremos que nuestros discos tengan ese sello de distinción que los hagan atractivos para el aficionado más allá de su contenido estrictamente sonoro", se extiende Fahmi, director del Festival de Música Antigua de Sevilla (Femás), que inicia una nueva edición el próximo día 7. "Para este segundo disco hemos vuelto a buscar la exquisitez en el diseño, en los detalles -tercia Rami-. Yo creo que hasta hemos mejorado el papel y la sensación al tacto, y por supuesto la grabación también era importante para nosotros. En algunos de los sellos a los que nos acercamos con el primer máster nos hacían algunas objeciones a la grabación que nos parecían ridículas. Esas pretensiones de las tomas naturales no dejan de ser una impostura, un engaño: en el momento en que hay un micrófono, la música está pasada ya inevitablemente por el filtro de la electrónica".

Reconocen que la crisis económica que tantas dudas y conflictos está provocando entre programadores, instituciones culturales y artistas a ellos no les ha afectado demasiado. "Somos muy versátiles -comenta Fahmi-. Podemos tocar como solistas, como dúo y en formaciones muy variadas, hasta juntar a una treintena de miembros. Es cierto que los programas grandes son ahora más difíciles de vender, pero nuestra flexibilidad nos está permitiendo capear el temporal con cierta elegancia".

Un aspecto especialmente polémico de la actual música antigua es el de la autenticidad. ¿Hasta dónde puede llegar la aportación personal de los intérpretes? ¿Qué parámetros definen el estilo de una interpretación? Rami lo tiene claro: "El estilo es lo que tú eres. Detrás hay mucho estudio, un proceso a veces largo y duro de inmersión en todo el ambiente de una época, de unas reglas, pero cuando sales a un escenario eso no tiene que notarse, es más, no tiene ni que interferir, tienes que tocar con el corazón. En nuestro primer disco dejamos una frase que se ha convertido un poco en nuestra divisa: Si un músico no es capaz de emocionarse con lo que hace es imposible que emocione al público que tiene delante". "No se puede salir cien por cien de prestado a un escenario. Aunque tú no la hayas escrito, tienes que hacer tuya la música que interpretas -añade Fahmi-. Y eso lógicamente pasa por lo que somos como artistas y como personas". "Tocamos como tocamos porque vivimos aquí, rodeados de flamenco, del Gran Poder, de la Macarena, de la feria, de la Alameda -se reafirma Rami-. Y eso tiene que salir cuando actuamos, si no, estaríamos ofreciendo mercancía fraudulenta. La música que interpretamos es antigua sólo en el papel, en el momento en que la tocamos, para nosotros es tan moderna como el último hit de moda que suena en la radio".

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