Un día, Gerry estaba con un grupo de niños investigando las cuevas de la ciudad cuando vio un brillo en medio de la oscuridad que lo sorprendió. Era Abby, que estaba a unos 200 metros de profundidad y parecía encontrarse en un pésimo estado de salud. Gerry le hizo una foto y al salir acudió a los servicios de emergencia para pedir ayuda:"Nos dimos cuenta de que sería difícil sacarla porque estaba demasiado débil para caminar", dijo Keene al Washington Post.

Una misión diferente

A pesar de que llegó a Perryville para un viaje de espeleología ahora tenía una misión muy diferente. A él se unió el fanático de la espeleología Rick Haley para salvar a Abby. La perra no había comido absolutamente nada en más de 60 días y solo seguía con vida gracias a que en la cueva había pequeñas goteras de agua. 

Ambos se dieron cuenta rápidamente que la única manera de salvar a la perra era entrando a la cueva, cargarla encima y sacarla:“Si no la sacábamos, moriría allí. Sería una dura subida vertical para sacarla. Pero estábamos preparados para ello” dijo Haley. 

Llegar al lugar no fue difícil pero los problemas comenzaron cuando empezaron a cargarla en una bolsa acolchada y trataron de transportarla. Debían ser cuidadosos, pero además debían encontrar la manera de que pasara por los túneles bajos y estrechos. Después de una hora y media lograron que Abby viera la luz: “Tuvimos que moverla de mano en mano porque por momentos el camino estaba bastante apretado y vertical”, dijo Haley, señalando que en un momento él y Keene tuvieron que deslizarse por el barro en un largo túnel.

rescate

“Fue agotador porque era el cuarto viaje a través de la cueva ese día”, dijo Keene. “Pero lo tomamos con calma”.

Cuando los dos hombres y la perra salieron allí estaba Jeff, sin poder creer que su perra estuviera viva: "Ella es una verdadera sobreviviente". La perrita tardó un tiempo en recuperarse con la vista y con la comida pero respondió positivamente y ahora está mejor. 

rescate de Abby