MUNDIALES EN EL RECUERDO

1994. Del Brasil tetra a la tragedia de Escobar

Mazinho, Bebeto y Romario, celebrando un gol y la llegada de sus bebés.

Mazinho, Bebeto y Romario, celebrando un gol y la llegada de sus bebés.

24 años sin ganar el Mundial suponían toda una eternidad para Brasil, un país sin el que el fútbol no sería el mismo. Después de cinco campeonatos seguidos sin ni siquiera disputar la final; después de ver como varias generaciones de futbolistas maravillosos -Luis Pereira, Leivinha, Zico, Falcao, Junior, Eder, Sócrates, Alemao, Careca...- se habían quedado sin tocar la gloria, la canarinha llegaba a Estados Unidos 94 atenazada por las urgencias por recuperar su dominio en el fútbol mundial.

Para ello, Carlos Alberto Parreira contaba con un equipo repleto de figuras, como siempre en Brasil, aunque, quizá por primera vez en la historia de la verdeamarela, ni mucho menos lo fiaba todo a la fantasía de su ataque. Es más, por lo que más se recuerda a aquella selección es por el cemento que Parreira metió en el centro del campo, con Mazinho, Mauro Silva, Dunga y Zinho barriéndolo todo para que la creatividad corriera a cargo de Romario y Bebeto, autores de ocho de los 11 goles, y de los laterales Jorginho y Branco.

Brasil fue avanzando sin dudas pero sin lujos -todo victorias mínimas hasta la final-, mientras Roger Milla volvía a tener su minuto de gloria al marcar con 42 años, despuntaban selecciones como Bulgaria o Suecia, ambas semifinalistas, e Italia sobrevivía en un grupo en el que fue tercera para luego, con un Roberto Baggio estelar, ir pasando a duras penas -prórroga ante Nigeria, victoria ante España el día de la agresión de Tassoti a Luis Enrique y el gol clamoroso fallado por Salinas- hasta llegar a la final, en la que sólo en los penaltis cayó ante un Brasil que por fin era tetracampeón.

Eso fue el 17 de julio, justo 15 días después de un acontecimiento extrafutbolístico con dicrecta relación con el campeonato. Y es que el día 2, en Medellín, fue asesinado a tiros, tras una discusión con presuntos narcotraficantes, Andrés Escobar, central de la selección colombiana que unos días antes, en el partido ante Estados Unidos, se había hecho un gol en propia meta que dejaba sin opciones a Colombia. Se dijo que la causa del asesinato fue que la eliminación había provocado fuertes pérdidas en las apuestas a poderosos narcos, también que se debió al clima de alta tensión que se vivía en esos años en el país sudamericano. Fue, en cualquier caso, un sinsentido que marcó el Mundial.

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