Rusia 2018 se ha convertido en el escaparate ideal para Sergei Milinkovic Savic, una de las grandes revelaciones del Mundial después de que el torneo haya rebasado, únicamente, la primera jornada de la fase de grupos.

Da la sensación de haber sido un descubrimiento. De que el partido contra Costa Rica que el conjunto balcánico ganó en el estadio Samara Arena fue el que puso sobre el foco a este jugador de 23 años, nacido en Lérida y que cumplió su tercer curso en la Lazio.

Nada de eso. Medio mundo pregunta ahora por este centrocampista, hijo de Nikola Milinkovic, un reputado delantero de origen bosnio que hizo gran parte de su carrera en España.

Mucha parte del mérito de su difusión corresponde al seleccionador Mladen Krstajic, que apenas hace un año que llegó al banquillo para dar estabilidad a un puesto que lleva mucho tiempo sin un inquilino fijo. En tres años, desde que el holandés Dick Advocaat se hizo cargo del puesto, cuatro preparadores han ido y vuelto sin mayor continuidad

Aun así logró su lugar en Rusia 2018 donde pretende recuperar su impronta y difundir el talento que tradicionalmente ha acompañado a los futbolistas balcánicos.

Mladen Krstajic llegó al combinado serbio y asumió esa reconstrucción. No tuvo dudas y recurrió a los jóvenes. A esa camada que se proclamaron campeones del Mundo sub 20 hace tres años. Y ahí estaba Milinkovic Savic.

Con sus casi dos metros de estatura mostró una coordinación y unos movimientos aparentemente incompatibles con su físico. Habilitado para jugar tanto de interior como de enganche con el delantero contempla el fútbol como uno de los elegidos.