MUNDIALES EN EL RECUERDO

1966. Un dentista coreano abochorna a Italia

Pak Doo Ik dispara para marcarle elúnico gol a Italia.

Pak Doo Ik dispara para marcarle elúnico gol a Italia.

Más de 50 años después de Inglaterra 66 se recuerda, evidentemente, el primer título de los inventores del fútbol, y en concreto el polémico gol de Geoff Hurst en la prórroga de la final frente a Alemania sobre el que se han hecho estudios de todo tipo. Fue, también, el Mundial de la explosión de Eusebio, proclamado mejor jugador y máximo goleador, y el de la aparición de un jovencito Franz Beckenbauer. Fue, en fin, el campeonato en el que Brasil, que quedó fuera en la fase de grupos, pareció tomarse un año sabático entre los títulos mundiales del 62 y el 66, algo en lo que tuvieron mucho que ver los durísimos marcajes que sufrió Pelé en los dos partidos que disputó -Feola lo reservó inexplicablemente ante Hungría, y Brasil cayó 3-1- frente a Bulgaria y, sobre todo, Portugal.

Eusebio, Beckenbauer, el gran Bobby Charlton, Uwe Seeler, Banks, Bobby Moore, de nuevo Yashin... Figuras destacadas de los mejores equipos de un campeonato dominado claramente por Europa. Pero no fueron los únicos. Porque junto a ellos entró en la historia un futbolista modesto que, sin embargo, protagonizó uno de los grandes momentos del Mundial.

El nombre es Pak Doo Ik y el hecho, la eliminación de la poderosa Italia en la primera fase a manos de Corea del Norte, una selección desconocida de un país aún más ignoto. Pak Doo Ik, por entonces un militar y dentista de 22 años -posteriormente enseñaría educación física-, marcó en el Ayresome Park de Middlesbrough el tanto que mandaría a casa a la selección de Albertosi, Facchetti, Mazzola o Rivera, recibida literalmente a tomatazos en el aeropuerto. Un tanto que, además, tuvo el premio añadido de la clasificación para cuartos de final de la selección asiática junto a la URSS.

Pero es que la hazaña pudo no haberse quedado ahí, porque Coreal de Norte soñó con bastante fundamento con colarse en la semifinales cuando a los 24 minutos del choque de cuartos ganaba por 3-0 a Portugal. Pero ahí apareció Eusebio, que con cuatro goles del total de nueve que haría en el campeonato mandó a los coreanos a casa, donde, según se contó en el documental El partido de nuestras vidas, de 2002, la derrota ante los portugueses hizo que no fueran muy bien recibidos por el régimen.

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