acuerdo histórico La decisión tiene que ser corroborada por los gobiernos indio y británico

¿Adiós al mito del fiero gurka?

  • El Parlamento nepalí quiere que se prohíba el alistamiento de jóvenes en ejércitos extranjeros, famosos por su valor y su capacidad de sacrificio en el combate

El Parlamento de Nepal ha recomendado que se prohíba el alistamiento de nepalíes en ejércitos extranjeros, una iniciativa que pone en peligro de extinción el mito de los gurkas como fieros guerreros que han combatido en medio mundo, especialmente en las filas del Ejército del Reino Unido desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

La recomendación, formulada por un comité parlamentario este mes responde a la premisa de la mayoría maoísta de que esos soldados son una rémora colonial, pero antes de adoptar la propuesta el Gobierno nepalí deberá lograr el visto bueno del indio y del británico.

Así lo exige un acuerdo suscrito en 1947 por Nepal con la India y el Reino Unido -cuyos ejércitos son los únicos del exterior que cuentan con gurkas-, para regular el reclutamiento de unos militares que han hecho del país del Himalaya un auténtico vivero de héroes de guerra.

La recomendación presentada por la comisión parlamentaria local les tilda, sin embargo, de simples "mercenarios", normalmente adscritos al servicio del imperialismo y del colonialismo de las potencias opresoras

El mito de los gurkas -que toman su nombre de Gorkha, el distrito del centro de Nepal de donde salieron los primeros soldados que lucharon en filas extranjeras- nació en el siglo XIX, después de que las tropas británicas derrotaran en 1815 a las nepalíes.

Los militares vencidos causaron una fuerte impresión a los oficiales británicos, que hicieron lo necesario para recabar luego el apoyo de las tropas de Nepal, la mayoría gurkas, para aplastar en 1857 la conocida como Rebelión de los Cipayos en la India.

Integrados en el Ejército británico, los gurkas aquilataron a continuación su prestigio en la Primera y la Segunda Guerra Mundial, cuando hicieron famosos su khukri (característico cuchillo curvo), y su grito de guerra, "¡Aayo Gorkhali!" ("¡Aquí vienen los gurkas!").

Posteriormente participaron, entre otras conflagraciones, en la guerra de las Malvinas, que enfrentó a principios de 1982 a las Fuerzas Armadas de Argentina con las del Reino Unido por la soberanía de ese archipiélago atlántico situado frente a las costas del país sudamericano. La última contribución de los gurkas al mando británico es su presencia en el contingente militar enviado por Londres a Afganistán, donde once de ellos han perdido la vida desde el inicio de la actual contienda hace algo más de una década.

En filas del Ejército indio, los gurkas han luchado contra China en 1962, y en tres ocasiones -1947, 1965, 1971- contra el vecino Pakistán.

En la actualidad, unos 30.000 gurkas permanecen alistados en el Ejército de la India, y 3.500 en el del Reino Unido, en el que los retirados antes de 1997 tienen peores condiciones que los militares británicos, algo que ha provocado frecuentemente la protesta de los afectados.

Según explicó a Efe el presidente de la Organización Gurka de Antiguos Servidores del Ejército (Gaeso), Padam Bahadur Gurung, la asociación ha llevado el asunto dos veces ante la Justicia de Londres, que en ambas rechazó la equiparación de sus pensiones con las que reciben sus compañeros de armas de origen británico.

Para Gurung, la situación refleja que el Reino Unido trata a los gurkas como meros "refugiados" y "trabajadores" cuando miles de soldados nepalíes han muerto en los dos últimos siglos en distintos campos de batalla en defensa de la Corona británica.

Tras subrayar "el valor y el coraje con el que generaciones de soldados nepalíes se han sacrificado por el Reino Unido", el coronel británico Andew Mills, encargado de reclutar gurkas en Nepal, consideró correctas, sin embargo, las condiciones ofrecidas a los antiguos retirados. "La pensión es generosa, en términos nepalíes", dijo Mills.

Y es que el sueldo de un gurka que esté enrolado en el Ejército británico es de 1.500 dólares al mes, y de 125 el de un ciudadano nepalí, lo que explica que 7.500 jóvenes pugnen cada año por hacerse con alguna de las 176 plazas que el Reino Unido asigna anualmente para incorporar soldados de este país, y seguir alimentando el mito.

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