Acuerdo nuclear

Ahora viene la onda expansiva

  • El convenio, además de un hito para países sin relaciones diplomáticas como Irán y EEUU, podría tener otras consecuencias positivas, como la lucha contra el 'yihadista' Estado Islámico.

La conversación de 15 minutos en septiembre de 2013 entre el presidente de EEUU, Barack Obama, y el recién elegido mandatario de Irán, Hasan Rohani, fue todo un acontecimiento político. Dos enemigos hablaron al máximo nivel. Desde entonces, EEUU y el resto de potencias con derecho a veto más Alemania alentaron los ánimos para poner fin a la disputa nuclear con Teherán y así impedir que se desarrollen en el país asiático armas nucleares. Con el singular acuerdo de ayer, EEUU, China y Rusia, distanciados por el conflicto en Ucrania, tiraron juntos de la misma cuerda. Al final de una agotadora y maratoniana negociación en Viena se pudo sellar un acuerdo histórico que constituye un raro acuerdo de la diplomacia.

El objetivo del Grupo 5+1 (EEUU, Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania) es hacer más segura la región de Oriente Próximo. Teherán tendrá que limitar su programa nuclear de forma que no podrá desarrollar armas nucleares. A su vez, se irán levantando paulatinamente las sanciones económicas impuestas a Teherán y el país dejará de estar aislado.

Y ello puede tener consecuencias positivas más allá de Irán y el asunto nuclear. Un ejemplo de ello puede ser la lucha contra la milicia terrorista Estado Islámico (EI), un objetivo común tanto de Occidente como de Irán. "Mi esperanza es que un éxito en las negociaciones nucleares dé un impulso a la solución de otros conflictos en la región", señaló el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier.

Las dos últimas semanas de negociaciones en Viena fueron como una montaña rusa de sensaciones y expectativas, igual se sentía un gran optimismo como desconcierto o temor de firmar un acuerdo sumamente complejo que pueda llegar a tener puntos fácilmente impugnables. Para EEUU e Irán, sobre todo, el acuerdo constituye un hito, ya que ambos países cortaron sus relaciones diplomáticas en 1979, tras la toma de la Embajada norteamericana en Teherán. Pero ahora el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y su homólogo iraní, Mohamed Yavad Zarif, estuvieron sentados en la misma mesa. A los reformistas en Irán el acuerdo les da alas y para el presidente Obama este acuerdo, junto a la reanudación de las relaciones con Cuba, supone un extraordinario y singular éxito en la política internacional.

Pero todavía no se ha llegado a un apretón de manos ante las cámaras. El acuerdo tiene muchos adversarios, en el Congreso estadounidense pero también en Israel. Y por muy difícil que hayan sido las negociaciones, no se espera que sea mucho más fácil la aplicación de lo acordado, estiman los expertos.

"Creo que las dificultades comenzarán sobre todo en la fase de la puesta en marcha del acuerdo", asegura Oliver Meier, de la Fundación Ciencia y Política. La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) será la que se encargue de supervisar si Irán cumple lo que ha firmado. Durante mucho tiempo, Teherán tendrá que permitir un acceso amplio a los inspectores de la agencia nuclear de la ONU. "Los adversarios del acuerdo tendrán la posibilidad de poner trabas", apunta Meier.

Sobre todo entre los republicanos en Washington es donde el acuerdo topará con la mayor resistencia. El Congreso podría rechazarlo, pero Obama podría vetar a su vez esa resolución.

El fin de las sanciones en el ámbito financiero y el fin del embargo al petróleo iraní contribuirán a que remonte la economía de Irán, un país con casi 80 millones de personas. Además, también se desbloquearán las cuentas iraníes en bancos extranjeros. Y con ese dinero no sólo se podrán comprar productos civiles, sino también armas, según temen los críticos del acuerdo. Irán podría incluso aumentar su apoyo a grupos como la milicia libanesa Hezbolá o la organización radical palestina Hamas.

Y ésa fue la razón por la que las negociaciones fueron tan duras, pues existe una profunda desconfianza entre las partes. Pero ya en el caso del nuevo capítulo en las relaciones que EEUU ha abierto con Cuba, el secretario de Estado Kerry comentó que ambas naciones, hasta entonces enemigas, tenían que concentrarse en el futuro. "Las cosas pueden cambiar", sentenció.

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