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Aquino jura combatir la pobreza y la corrupción en su investidura como presidente de Filipinas

  • El heredero de la histórica dinastía política asegura que se dedicará a "servir al ciudadano"

Benigno Aquino, heredero de una poderosa dinastía política, asumió ayer la Presidencia de Filipinas con el desafío de reducir la pobreza, luchar contra la corrupción y poner fin a la violencia que afecta a amplias zonas del país.

Al estilo de Barack Obama, Benigno Simeon Cojuangco Aquino III, de 50 años y soltero, trufó su discurso de referencias al cambio, la unidad, la proximidad con el ciudadano y los sueños de la sociedad.

El 15º presidente de la historia de Filipinas, vestido con el tradicional barong, no desveló las políticas concretas que empleará pero aseguró que se dedicará a "servir al ciudadano y no a mandar sobre él", en una referencia velada a su antecesora, Gloria Macapagal Arroyo.

Aquino, del Partido Liberal, recordó su lema, "Sin corrupción no hay pobreza", y destacó que "ya no es un eslogan para los carteles sino el principio que servirá de fundamento" para su gobierno.

La pobreza y la corrupción empeoraron durante los nueve años que gobernó Arroyo en medio de escándalos de supuesta corrupción, tanto en el Gobierno como en su entorno, según entidades como Transparency International.

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