Unión europea Aunque el ex 'premier' laborista partía como favorito, su candidatura pierde apoyos

Brown, el 'as en la manga' de Blair

  • El jefe del Gobierno británico intentará, en el Consejo Europeo que se celebra hoy y mañana en Bruselas, 'hacer campaña' por el ex primer ministro para el cargo de primer presidente permanente de la UE

Last, but not least ("Último, pero no menos importante"). La expresión en lengua inglesa podría ejemplificar, justo al revés, la amenaza creciente de que el ex primer ministro británico, Tony Blair, acabe rezagado del pelotón de candidatos a convertirse en el nuevo presidente estable de la Unión Europea (UE).

Esa figura, que dará mayor visibilidad exterior a la UE, quedará formalmente creada en cuanto se apruebe el Tratado de Lisboa, pendiente de qué hará el euroescéptico presidente checo, Vaclav Klaus, a quien todos presionan para que estampe su firma en ese texto, que supera al actual en vigor de Niza (2001).

En ese sentido, la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de los 27 que hoy y mañana se lleva a cabo en Bruselas será la escenificación de la primera gran batalla por el poder en el seno de la UE.

Y es que el puesto de "presidente del Consejo" (por dos años y medio) es uno de los más apetecibles entre las 27 capitales que constituyen la Unión.

Aunque partía desde hace meses como favorito y único candidato oficial al puesto, el ex premier laborista ha perdido en las últimas semanas dos apoyos que son fundamentales: el del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el de la canciller alemana, Angela Merkel.

Sarkozy expresó sus dudas sobre la idoneidad de Blair para el puesto, dado que procede de un país plagado de cláusulas opt-out (excepciones a los Tratados de la UE), entre ellas la más importante: no comparte la moneda única europea, el euro.

Merkel, más reservada, se ha mantenido en silencio sobre sus preferencias. Un silencio excesivamente prolongado que se ha interpretado como una desaprobación tácita a la candidatura del británico, excesivamente proestadounidense durante la pasada guerra de Iraq.

Por todo ello, el jefe del Gobierno británico, Gordon Brown, intentará, según fuentes de Downing Street, exhibir todas sus dotes de persuasión dialéctica y política durante estos días de Consejo Europeo.

El problema fundamental de la campaña publicitaria ad hoc, entremezclada con actividades de lobby, que pondrá en marcha el primer ministro laborista en pro de su compañero de filas es que su propio liderazgo en el partido y su actuación como premier están muy contestadas.

Todas las encuestas apuntan a una próxima -y sonada- victoria de los conservadores de David Cameron en los próximos comicios británicos, previstos para junio de 2010.

En ese sentido, los analistas tienen sus dudas sobre la capacidad de Brown para convencer a los Estados miembro en Bruselas. De momento, sólo el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, apoya sin fisuras y -como es habitual en Il Cavaliere- en público a Blair.

Para colmo, mientras el propio Blair no se ha pronunciado abiertamente sobre si ambiciona o no el cargo de futuro presidente de la UE, el martes, el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, saltaba a la palestra para anunciar que es candidato oficial al puesto.

Así, mientras la candidatura se Blair comienza a difuminarse en el horizonte, la de Juncker y la (extraoficial) del primer ministro holandés, Jan-Peter Balkenende, comienzan a despuntar como los rayos del sol al alba.

Entre los obstáculos para la tarea de Brown figura el hecho de que Blair cuente con la férrea oposición de los tres países del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) más Austria, que temen que el británico dé preferencia a los socios más grandes de la UE: Alemania, Francia, el Reino Unido e Italia, en detrimento de los menos poblados.

Además de su alineamiento pro estadounidense en la guerra de Iraq, el papel de Blair como enviado para la paz en Oriente Próximo ha sido cuestionado por su supuesta excesiva simpatía con Israel y los magros avances obtenidos en su misión.

Con todos los elementos negativos, Brown intentará evitar in extremis que la candidatura de Blair quede relegada y se cumpla -pero justo al revés- el postulado de la expresión. Blair no debe quedar ni como el "último" ni como el "menos importante" de todos los candidatos en liza.

Descartado el nombre del ex presidente español Felipe González, que se ha autoexcluido de la lista oficial, junto a Balkenende y a Juncker, en los últimos días también se ha filtrado el nombre del ex primer ministro finlandés Paavo Lipponen, aunque el propio interesado no se ha pronunciado con claridad sobre sus apetencias en ese sentido.

El problema, según los analistas, es que ni Juncker ni Balkenende, sobre el que cuelga el sanbenito de ser un político gris y aburrido, tienen tanto carisma y atractivo mediático como Blair.

Balkenende cuenta con varios elementos a su favor: es democristiano en una Europa dominada por la derecha, es una cara relativamente nueva en el tapiz político de la UE y cuenta con el apoyo del Benelux.

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