EEUU

Bush reitera en Israel que Irán es "una amenaza para el mundo"

  • El presidente de EEUU se reúne con el primer ministro Olmert en su primer día en Oriente Próximo para hablar del conflicto iraní y de la paz en la zona

El presidente de Estados Unidos, George Bush, dijo ayer en su primer día de gira por Oriente Próximo que considerará "todas las opciones" para responder a cualquier otro hostigamiento contra las fuerzas de su país por parte de Irán, un país que calificó como "una amenaza para el mundo".

"Habrá consecuencias serias si atacan nuestros barcos. Les aconsejo que no lo hagan", advirtió Bush a los iraníes en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro israelí, Ehud Olmert.

El consejero de Seguridad Nacional de EEUU, Stephen Hadley, reiteró ayer que buques de su país estuvieron a punto de disparar el domingo contra lanchas iraníes que los hostigaron durante un incidente en el Estrecho de Ormuz.

Bush también hizo advertencias a Irán respecto a sus actividades nucleares, pese a que un informe de Inteligencia de Estados Unidos afirmaba en diciembre que el Gobierno de Teherán suspendió su programa nuclear militar en 2003. "Un país que ha tenido un programa secreto puede fácilmente reiniciarlo".

El presidente de EEUU dijo confiar en la utilidad de las sanciones económicas para presionar a Irán.

El otro tema principal del encuentro de Bush con Olmert, que tuvo lugar en la Casa Agion, la residencia de estilo Bauhaus del primer ministro en Jerusalén Occidental, fue el de las negociaciones de paz con los palestinos.

Bush dijo que éste es un momento histórico y se declaró optimista de que las dos partes puedan alcanzar un acuerdo de paz antes del fin de su mandato.

Bush, recibido con gran pompa a media jornada en Israel, urgió al presidente palestino Mahmud Abbas a poner fin a los disparos de cohetes desde la Franja de Gaza, una tarea imposible desde que Hamas le arrebató el control de ese territorio en junio, con lo que sólo ejerce su autoridad en Cisjordania.

El presidente dijo que hoy preguntará al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, qué pretende hacer para detener el lanzamiento de cohetes artesanales desde Gaza hacia el territorio israelí.

El presidente de EEUU también se manifestó sobre el tema de los enclaves isralíes ilegales en Cisjordania, levantados sin el permiso del Gobierno, de los que dijo que "deben ser eliminados" para poder continuar con el diálogo.

Bush dijo aseguró ayer en Jerusalén que esperaba que la Autoridad Palestina adquiriera el "compromiso firme" de poner fin a los disparos de cohetes contra Israel desde Gaza.

El presidente estadounidense confía en que Abbas realice el "firme compromiso" de combatir a los terroristas y de buscar la manera de que la Franja no sea un "santuario" o una "base de lanzamiento" de cohetes contra Israel.

Mientras Bush recibía elogios y halagos en Jerusalén, su presencia en la región era acogida en Gaza con manifestaciones, enfrentamientos y llamamientos para asesinarle. Un grupo palestino autodenominado Ejército de la Nación Islámica exhortó en una rueda de prensa en Jan Yunes, al sur de la Franja, a asesinar "al criminal Bush, jefe de los infieles".

El grupo advirtió que "nuestros hombres están distribuidos por Cisjordania e Israel" y que "los cuerpos de nuestros suicidas son los que recibirán al presidente estadounidense".

Además, centenares de palestinos se manifestaron para protestar por la visita de Bush de hoy a Ramala (Cisjordania) para reunirse con su homólogo palestino, Mahmud Abbas.

Los manifestantes, en su mayoría activistas de facciones que forman parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), salieron a la calle para exigir a EEUU que deje de ser "parcial" hacia las posturas israelíes en las negociaciones de paz que se iniciaron en la conferencia de Annapolis en EEUU.

Bush ha puesto todo su empeño en lograr un acuerdo de paz entre los palestinos e Israel pero la cercanía del fin de su mandato y las elecciones en su país limitan su margen de acción, según algunos analistas.

Hasta finales de 2007, Bush había evitado meterse en las arenas movedizas de un conflicto que cumple ya 60 años y ni siquiera había pisado Tierra Santa como presidente hasta que ayer descendió del Air Force One en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv.

En un cambio radical de actitud, ahora pretende conducir a ambas partes hacia un acuerdo antes de su salida de la Casa Blanca, dentro de un año.

Los analistas creen que Bush no quiere pasar a la historia no sólo como quien llevó a EEUU al desastre de la invasión de Iraq y pretende hacer algo positivo en Oriente Próximo, para lo que convocó a israelíes y palestinos en Annapolis (EEUU), el pasado noviembre, con el fin de que iniciaran negociaciones para un acuerdo de paz.

La jornada estuvo también marcada por la continuación de los ataques israelíes en Gaza.

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