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Clinton y Obama se la juegan en Pennsylvania, de donde podría salir el candidato demócrata

  • El senador endurece el tono tras los errores cometidos mientras la ex primera dama intenta confirmar su condición de favorita

Los candidatos demócratas a la nominación presidencial, Hillary Clinton y Barack Obama, tienen mañana martes una cita decisiva en las primarias del estado de Pennsylvania, las últimas 'grandes' en la carrera por la candidatura a la Casa Blanca. La ex primera dama es favorita en las encuestas y el equipo del senador por Illinois lo sabe, por lo que su misión es evitar que su rival consiga un gran número de delegados y seguir así por delante en la campaña.

La carrera por las primarias de Pennsylvania ha estado caracterizada por el duro tono de los contendientes, que no han dudado en criticarse en todo momento, lo que refleja la importancia que tiene para ambos esta votación: Obama supera en más de 100 delegados a Clinton, pero ésta podría recortar mucha ventaja o incluso ponerse por delante desde que en febrero perdiera en muchos de los estados del 'Súpermartes'.

Aunque la senadora por Nueva York es la favorita, también es consciente de que si no consigue un buen resultado en esta convocatoria sus opciones en la carrera por la nominación presidencial estarían prácticamente agotadas. Mientras los aspirantes se critican en un tono durísimo nunca visto en esta campaña, sus asesores han desarrollado una última estrategia que configure sus expectativas ante las elecciones de mañana, según informa The Washington Post.

Así pues, la carrera en Pennsylvania ha llevado a Obama a reescribir su discurso. En las últimas horas de campaña está empleando, a diferencia que en otros estados, un tono y un estilo mucho más agresivos. De hecho, estos cambios reflejan las lecciones aprendidas en convocatorias pasadas, cuando Clinton empleaba un tono parecido y se llevaba las victorias en los estados más importantes.

En campañas de otros estados, Obama procuraba las horas previas a la votación no caer en el mismo juego de Clinton, siendo así poco agresivo por miedo a que los electores indecisos mostraran más simpatía hacia la senadora. Sin embargo, desde el debate celebrado el pasado miércoles en Philadelphia, Obama ha endurecido su retórica e incluso ha cuestionado la honestidad y dignidad de Clinton y la ha acusado de promover políticas obsoletas.

Durante un mitin en el Instituto Reading, Obama acusó a Clinton de aprender las "lecciones equivocadas de los republicanos" que han utilizado las mismas tácticas. "No quiero ser como ellos. Quiero que cambiemos el país", subrayó. En su acto de campaña en la ciudad de Belén, la ex primera dama acusó a su rival de ser "demasiado negativo" y le atacó por imitar a los republicanos, que critican su plan de sanidad. "Lo último que necesitamos es alguien que se gaste mucho dinero en degradar el sistema de sanidad", añadió.

Este es sólo un ejemplo de la nueva estrategia de Obama, que refleja su deseo de acabar de una vez con la carrera por la candidatura a la Casa Blanca, la más reñida que se recuerda en los últimos años en el bando demócrata. Por ello, también está intentando que los superdelegados que quedan por decidirse definan ya su voto, ya que espera que sus apoyos logrados en las últimas semanas acaben por atraer a su bando a estos superdelegados.

Los superdelegados son básicamente responsables de partido, actuales o ya fuera de las filas, que tienen la capacidad de elegir entre cualquier candidato. Suelen ser senadores, respresentantes, activistas políticos o miembros del Comité Nacional Democrata (CND). Por ejemplo, dos de los superdelegados con más alto rango son el ex vicepresidente Al Gore o el ex mandatario Jimmy Carter.

Los asesores del senador por Illinois también creen que están compitiendo con una cada vez más vulnerable Clinton, cuya credibilidad ha resultado dañada y cuya popularidad ha caído en picado en algunas zonas tras una serie de errores en mítines y declaraciones a la prensa.

Pero para el subdirector de estrategia de Clinton, Geoffrey Garin, en la campaña de Obama están "tirando toneladas de dinero y toneladas de barro" hacia la campaña de la senadora porque temen las consecuencias de una derrota. Y el equipo de Obama se justifica diciendo que esta agresividad nunca antes mostrada supone un intento por evitar los errores cometidos en anteriores convocatorias, cuando eran los ataques de Clinton los que detenían el progreso de su rival.

Según The Washington Post, fuentes de la campaña del senador por Illinois reconocieron que esperan que Clinton gane mañana, de manera que, aprovechando la debilidad en la que ha caído, su objetivo es evitar una victoria por un porcentaje de más de dos dígitos, como la que obtuvo en Ohio el 4 de marzo, ya que supondría un nuevo retroceso en la candidatura de Obama.

Decisión de superdelegados

El problema para el bando demócrata es que el seguro candidato republicano, John McCain -elegido desde hace más de un mes, aunque todavía tiene que ser confirmado por la Convención de su partido- ya ha comenzado a trazar su estrategia de cara a las elecciones de noviembre.

Por ello, el CND ha expresado que no desea nuevas divisiones políticas internas ni más contratiempos y ha instado a que los superdelegados se decidan ya por Clinton u Obama. Pero de los 794 superdelegados que asistirán a la Convención Demócrata en Denver del 25 al 28 de agosto, 308 siguen sin pronunciarse sobre su candidato. Parece que las acusaciones entre los dos aspirantes, sus deslices y la escasa energía demostrada en el careo de la semana pasada no han influído en lo más mínimo a estos oficiales, que de momento prefieren esperar a los resultados de la votación de mañana, así como la que tendrá lugar en Indiana y Carolina del Norte el próximo 9 de mayo.

Este ambiente enrarecido ha llevado al presidente del Comité Nacional Demócrata, Howard Dean, a pedir a los superdelegados que hagan públicos sus apoyos de forma inmediata porque el partido "no puede permitirse desperdiciar dos o tres meses de campaña", tiempo que podría ser aprovechado para "curar" las heridas del enfrentamiento entre Clinton y Obama.

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