El procurador general de México, Jesús Murillo Karam, defendió ayer la decisión de dar por muertos a los 43 estudiantes desaparecidos desde hace cuatro meses, a pesar de que sólo los restos de uno de ellos pudieron ser identificados con pruebas de ADN.

"Tengo tres individuos que me confiesan haber matado. Tengo los restos", afirmó, en referencia a las cenizas y más de 60.000 fragmentos óseos calcinados hallados en un basurero.

Según la Fiscalía, los jóvenes fueron asesinados e incinerados en un basurero, después de ser detenidos por policías municipales aliados con un grupo criminal el 26 de septiembre en Iguala. Hay 99 detenidos.

Los padres de los jóvenes repudiaron la decisión de la Fiscalía de dar por cerrado el caso en la práctica, aunque seguirán las investigaciones para dar con seis prófugos y configurar el expediente de acusación de los detenidos, entre ellos el ex alcalde José Luis Abarca, por desaparición forzada.

"No podemos dejar que el caso se cierre y digan ahí están tus muertos pero no nos dicen dónde están sus cuerpos, dónde están sus restos. Eso es criminal para nosotros", dijo el abogado de las familias, Vidulfo Rosales. Éstas anunciaron que enviarán a tres representantes a Ginebra para hacer una acusación formal contra México ante el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU.