El ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, afirmó, horas antes de recibir ayer en París a su homólogo griego, Yanis Varufakis, que su país va a actuar como "puente" para facilitar el diálogo entre Grecia y el resto de la Unión Europea.

"El Gobierno francés está bien colocado para ser un puente entre la Europa a la que pertenecemos, de la seriedad presupuestaria, y la Europa del sur en la que está Grecia, que está sufriendo y que necesita encontrar un camino diferente para recuperar el crecimiento y dar a los griegos esperanzas de que van a vivir mejor", señaló.

En declaraciones a France Info, el ministro socialista galo añadió: "Teniendo en cuenta que somos un Gobierno de izquierdas y una mayoría de izquierdas, Francia debe facilitar el diálogo entre Grecia y la Unión Europea". La cita Hollande-Tsipras será, previsiblemente, el miércoles.

A ese respecto, consideró que la lucha contra el fraude fiscal o contra la oligarquía, que figuran en el programa de Syriza -el partido izquierdista griego que acaba de ganar los comicios- le parecen "buenas reformas".

Horas después, el primer ministro francés, Manuel Valls, reiteró la disposición de su país para apoyar a los griegos en su voluntad de "seguir en el euro". En un acto del Partido Socialista francés en París, Valls dijo que el pueblo griego "ha sido laminado por la crisis económica y por la violencia de la austeridad que se le ha impuesto" y que en esa circunstancia "ha decidido soberanamente" llevar a la izquierda al poder. El primer ministro socialista consideró que "hay que continuar y convencer de nuestras tesis", que son "indispensables" para que Europa logre salir de un "nivel de crecimiento demasiado débil y de un paro dramáticamente demasiado elevado".

Antes de acudir a París, Varufakis trató de desactivar algunas de las promesas de su Gobierno más conflictivas con sus socios europeos y reclamó "tiempo, espacio y un respiro" para poder negociar con los acreedores.