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Francia utilizó soldados como cobayas en pruebas nucleares de los años 60

  • El objetivo del Ejército era "estudiar los efectos fisiológicos y psicológicos producidos en el hombre por el arma atómica" · En los ensayos realizados en el Sahara de Argelia participaron 300 militares

El Ejército francés utilizó a algunos de sus propios soldados como cobayas humanas en sus primeras pruebas atómicas en el Sahara para estudiar los efectos que tendría una explosión nuclear en un escenario de guerra, según un informe confidencial revelado ayer por Le Parisien.

El objetivo de la exposición de los militares era "estudiar los efectos fisiológicos y psicológicos producidos en el hombre por el arma atómica", de acuerdo con los términos de ese informe, redactado en 1998, dos años después de que Francia hubiera decidido abandonar definitivamente la realización de pruebas nucleares.

En concreto, se trataba de analizar la forma de que las tropas pudieran ocupar "una posición estratégica afectada por una explosión nuclear".

En el documento se da cuenta en particular de las maniobras en "ambiente nuclear" que se organizaron en una de las explosiones realizada el 25 de abril de 1961 en el Sahara de Argelia (que entonces se hallaba todavía bajo soberanía francesa).

En las pruebas participaron 300 personas, en su mayoría reclutas que 20 minutos después de la explosión salieron de los refugios y a los 35 minutos empezaron la aproximación a pie al punto cero y llegaron a 700 metros de distancia. Además de los soldados de infantería, se hizo llegar una patrulla de vehículos todoterreno a sólo 275 metros del núcleo de la explosión.

De acuerdo con las conclusiones de esa exposición, los soldados eran "capaces de continuar el combate, en la medida en que la moral no se viera demasiado afectada" por las consecuencias observadas tras la explosión nuclear.

También se decidió que los hombres que en caso de guerra real tuvieran que internarse hasta las proximidades del punto de explosión de una bomba atómica llevarían una máscara para el polvo y no una máscara de gas, ya que esta última hacía más lento su avance.

Los autores del informe de 1998 reconocen que las autoridades militares de los años 60 hicieron manipular a los miembros de la tropa sustancias pese a conocer los peligros que eso podía entrañar para la salud de sus propios hombres.

Así por ejemplo autorizaron a los trabajadores a no llevar máscara, lo que significaba que podían inhalar polvo radiactivo en un único día equivalente al "normalmente autorizado para tres meses".

Francia, que en total realizó 210 ensayos nucleares, realizó el primero en el Sahara el 13 de febrero de 1960 -entonces fue cuando adquirió el estatuto de potencia atómica- y siguió haciéndolos en el sur de Argelia hasta 1966, incluso después de que se produjera la independencia del país norteafricano en el año 1962.

Interrogado por el diario Le Parisien, el ministro francés de Defensa, Hervé Morin, dijo desconocer el informe cuyos extractos dio a conocer el periódico e insistió en que ha sido durante su mandato cuando se ha aprobado una ley que va a permitir una indemnización sistemática a todos los afectados por las pruebas nucleares realizadas por Francia.

Morin contó que había pedido a todos los servicios transparencia para que "todos los que se crean víctimas de los ensayos puedan tener conocimiento de las medidas de los dosímetros o de los elementos de dosímetros de ambiente", e insistió en que "las dosis recibidas en esas pruebas fueron muy bajas".

Recordó que su departamento ya ha establecido una provisión de 10 millones de euros para indemnizaciones de damnificados de los ensayos atómicos, que deberán demostrar que tienen alguna de las 18 enfermedades contempladas como susceptibles de haber sido causadas por las explosiones nucleares.

Más allá de esta cuestión, el ministro consideró que la carrera emprendida por el Gobierno francés de entonces, controlado por el presidente Charles De Gaulle, para dotarse de la bomba atómica fue "una magnífica epopeya, el símbolo de la constancia de una nación que quería adquirir los medios de su propia soberanía".

Además, Edgar Morin recordó que todos los Gobiernos desde entonces, al margen del color político, han garantizado la continuidad del proyecto.

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