La crisis de oriente próximo Las consecuencias de la ofensiva militar israelí

Gaza se reconstruye con adobe

  • Los palestinos atrapados en la Franja recurren a técnicas de construcción utilizadas en el Antiguo Egipto ante la imposibilidad de conseguir materiales de construcción

Emulando la experiencia de los habitantes de Gaza, el Gobierno de Hamas ha comenzado a levantar con adobe las casas que fueron destruidas en la última ofensiva israelí ante la imposibilidad de obtener materiales de construcción.

Las autoridades islamistas diseñan incluso escuelas, clínicas y centros de ocio con ese material, que sirve como alternativa al gris hormigón armado que domina el paisaje de Gaza y que no entra en el territorio palestino por el bloqueo israelí.

"El estrechamiento del cerco y la prohibición de Israel a la entrada en Gaza de materias primas de construcción han llevado al Gobierno a considerar cambios en el sistema de edificación", explica Ziad al-Zaza, titular de Economía del Ejecutivo de Hamas en la Franja.

La construcción pública va orientada a quienes perdieron su techo en la ofensiva israelí en Gaza de diciembre y enero pasados, que destruyó unas 2.500 casas y dañó parcialmente otras mil, según datos de Naciones Unidas. La onda expansiva de los bombardeos aéreos hizo además trizas las ventanas de 30.000 viviendas.

El Gobierno empleará escombros de las casas derruidas para añadir consistencia a los bloques de barro, precisó al-Zaza.

Tras la ofensiva, la comunidad internacional prometió 4.481 millones de dólares (3.300 millones de euros) para la reconstrucción de Gaza, pero los habitantes aún no han visto un céntimo. Los países occidentales esperan la formación de un Ejecutivo de unidad nacional entre las facciones rivales de Hamas y Al Fatah para abrir la billetera, pues boicotean a los islamistas que gobiernan la Franja.

Mientras tanto, Hamas se ha sumado a la iniciativa de habitantes de Gaza que, cansados de esperar la ayuda internacional o el levantamiento del bloqueo israelí, comenzaron hace semanas a construir como se solía hacer en el Antiguo Egipto.

Cuando Hamas se hizo con el control de Gaza en junio de 2007, Israel endureció el bloqueo a la Franja y prohibió la entrada de numerosos materiales de construcción. Desde entonces, sus habitantes dependen del cemento y acero introducido de contrabando desde Egipto por túneles subterráneos y vendido en el mercado negro a precios desorbitados que el palestino medio no puede pagar.

La ofensiva israelí profundizó la crisis, pero también azuzó el ingenio de Yihad Al-Shaer tras años soñando con abandonar la casa de sus padres, donde vivía hacinado en una habitación con su mujer y cinco hijos.

"Logré hacerlo por mí mismo", señala orgulloso ante su nuevo hogar, levantado en una pequeña parcela que posee en la ciudad de Rafá, en el sur de la franja palestina.

La casa tiene dos dormitorios, cuarto de estar, cocina y baño gracias a un sistema ancestral: arcilla, arena, agua y paja.

Al-Shaer hizo con la mezcla piezas cuadrangulares que dejó al sol durante semanas y luego ensambló con barro húmedo para levantar los muros.

Para las ventanas recurrió a madera y para el techo a palmas y tableros de plástico.

"La arcilla refresca la casa en verano y la protege del frío en invierno, por lo que no necesito aire acondicionado ni calefacción", se jacta este palestino, que luce una larga barba que denota su profunda fe musulmana.

Espoleados por su ejemplo, otros residentes de Rafá se han puesto manos a la obra.

Uno de ellos, Nidal Eid, recurre a los números para demostrar la conveniencia de este modo de construcción: "Una casa con ladrillos de barro no cuesta más de 4.000 dólares (cerca de 3.000 euros), mientras que una de hormigón con una sola planta y el mismo espacio llegaría a los 15.000 dólares (11.200 euros), una vez que se consiguieran los materiales". No obstante, Eid ve su nueva casa como una "solución provisional", pues prefiere vivir en uno de los grandes bloques de apartamentos que inundan algunos barrios de Gaza.

La idea tiene cada vez más seguidores, pero no gusta en la Autoridad Palestina (ANP), cuyo ministro de Planificación, Samir Abdulá, acusa a Hamas de "devolver a la gente al pasado en vez de trabajar en pro de una reconciliación interpalestina" que abra las puertas a los fondos para la reconstrucción.

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