Afganistán El régimen integrista destrozó el patrimonio cultural del país

Héroes ante la furia talibana

  • El director del Instituto de Cine Afgano narra en Sevilla cómo sus compañeros ocultaron películas en una habitación secreta para salvarlas de la quema

"La historia de Afganistán es una odisea desde hace 30 años", asegura Abdul Latif Ahmadi, director de la Afghan Film Organization (AFO, Instituto de Cine Afgano), quien denunció la semana pasada en un encuentro en la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo el expolio al que ha sido sometida la cultura de su país.

Ahmadi (Kabul, 1950) afirma que la localización estratégica y la riqueza natural de su país ha provocado que haya habido varios intentos de ocupación que, si bien no han tenido un éxito completo, han provocado la inestabilidad de Afganistán. "Entre 1992 y 1996, las guerras civiles fueron muy crudas y la llegada de los talibanes en 1996 trajo muchos cambios. Entre otros, prohibieron a la mujer hacer muchas cosas, como asistir a la escuela, y acabaron con la cultura en todos los sentidos... Todas las personas relacionadas con la cultura tuvieron que huir, forzando al exilio a todo aquél que tuviese intenciones de reconstruir el país para hacerlo avanzar", explica.

Los talibanes acabaron con los pocos lugares culturales que quedaban. Por ejemplo, la AFO pasó de tener 120 trabajadores a 11. El régimen talibán quería acabar con ella para construir en su lugar un museo de la guerra. Por ello, el Ministerio de Asuntos Religiosos les exigió que le entregaran todo el material fílmico que tenían archivado.

Pero estos 11 trabajadores desoyeron la orden e intentaron salvar el mayor número de películas posible en una habitación que taparon, sellaron y ocultaron para que nadie supiera de su existencia. Para no levantar sospechas, entregaron a los talibanes hasta 15 camiones de cintas, la mayoría de ellas ya visionadas en los cines, que fueron quemadas; sobre todo guardaron las que la gente aún no había podido ver. Esta historia ha inspirado el documental Los ojos de Ariana.

El mismo Ahmadi tuvo que esconder una película que había realizado sobre el tráfico de drogas en Afganistán. Precipitadamente, metió la cinta en una caja de hierro y la cerró, sin más, para dirigirse a Tayikistán. Fue allí donde se enteró por la radio de que los talibanes habían entrado en la AFO. Tras la caída del régimen, volvió a Afganistán en 2002. Allí le dieron la noticia de que tenían la filmoteca y que se había salvado su trabajo.

"A pesar de los millones que tenía el Gobierno afgano, no se destinaba nada a la cultura", critica Ahmadi, quien cree que Europa tiene gran parte de la responsabilidad de lo que ha pasado allí, pues ningún país europeo se dio cuenta del destrozo cultural que se estaba realizando ni intentó pararlo. "Yo creo que los talibanes no son afganos y todas las directrices que les dan vienen de fuera, del extranjero", sostiene.

Sin embargo, Ahmadi afirma que la situación ha cambiado algo desde la invasión de Afganistán por parte de EEUU. "De algunas zonas se ha echado a los talibanes y muchos exiliados como yo hemos sentido que podíamos volver para reconstruir el país. Se ha formado un Gobierno nuevo, que ya es algo, hay más libertad y, sobre todo, ha mejorado la situación de la mujer".

No obstante, la guerra está fuera del control del Gobierno y su sistema ha cambiado, explica. Ahora es más de terrorismo y de mártires que se inmolan. "La AFO está entre el consulado de EEUU y varios edificios gubernamentales; en un mes ha habido tres atentados donde ha muerto, en su mayoría, gente inocente", cuenta.

Pero Ahmadi no pierde la esperanza de lograr la paz y reconstruir el país, aunque es consciente de su dificultad. "Mucha gente se pregunta cuándo acabará la guerra, pero yo creo que depende mucho de fuera, de la estrategia de los países extranjeros. Hay 34 países involucrados y aún así la guerra no acaba. Si algún país abandona Afganistán, como Italia, que quiere retirar sus tropas, el terrorismo se recrudecerá, no sólo allí, sino también en otros países occidentales", concluye.

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