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Hong Kong defiende sus libertades con la mayor manifestación en décadas

  • Más de un millón de personas desbordan las calles de la ex colonia inglesa

  • Piden la retirada de la ley que permite extradiciones a China y la dimisión de la jefa del Ejecutivo

Multitud concentrada en las calles de Hong Kong, muchos de ellos con los paraguas convertidos en símbolos de su lucha.

Multitud concentrada en las calles de Hong Kong, muchos de ellos con los paraguas convertidos en símbolos de su lucha. / ROMAN PILIPEY / efe

Una impresionante marea humana de más de un millón de personas desbordó las principales avenidas del centro de Hong Kong en defensa del marco de libertades del que goza la ex colonia británica, cada vez más en entredicho por la creciente influencia de la China continental.

Pocos en la ciudad podrán recordar una manifestación como la de este domingo en la que, según pasaban las horas, miles y miles de ciudadanos de toda condición continuaron sumándose a los cientos de miles que habían comenzado a marchar a primera hora de la tarde.

Los manifestantes creen que la ciudad está perdiendo independencia frente a China

Nadie parecía querer perderse la protesta: jóvenes, adultos, ancianos, familias con niños pequeños y bebés, discapacitados en sillas de ruedas, profesores, estudiantes, trabajadores, todos iban desembocando como un torrente en las principales avenidas del centro de Hong Kong. La inmensa mayoría de ellos vestidos de negro, en señal de duelo por la pérdida de libertades que, a su juicio, está viviendo la ciudad en los últimos años y que ha terminado por concretarse en el proyecto de ley de extradición impulsado por la jefa del Gobierno local, Carrie Lam.

"Fuera Lam, no a la ley de extradición a China", gritaban en cantonés los manifestantes que enarbolaban también carteles como Libre Hong Kong o No a la brutalidad policial, mientras caminaban pacíficamente entre los grandes rascacielos de la isla que alberga el centro de la ciudad.

"Si se aprobase esa ley, el modelo de un país, dos sistemas, que China se ha comprometido a respetar al menos hasta el traspaso final de la soberanía en el año 2047, se destruiría", dijo Monique Mok, una estudiante de literatura de 22 años que lucía una camiseta negra con el lema: "Queremos conservar nuestra democracia".

Al concluir la manifestación a medianoche, diez horas después de su inicio, los organizadores del Frente Civil de Derechos Humanos cifraban la asistencia en "casi dos millones de personas", lo que equivaldría a un 30% de los habitantes de la ciudad y el doble de los estimados el domingo anterior. La Policía local habló por su parte de 338.000 asistentes, aunque reconoció que no habían contado a la gente en las calles adyacentes y solo la del recorrido original.

En cualquier caso, se trató de la mayor manifestación registrada en Hong Kong desde hace décadas, al menos desde el traspaso a China de la soberanía británica en 1997.

A las seis horas del arranque de la manifestación y ante su gigantesca amplitud, Lam emitió un comunicado en el que pidió disculpas a los residentes de Hong Kong y prometió "sincera y humildemente aceptar todas las críticas", aunque no habló en ningún momento de su renuncia. "La jefa del Ejecutivo reconoce que las deficiencias en el trabajo del Gobierno han creado controversias sustanciales y disputas en la sociedad, decepcionando y entristeciendo a mucha gente", se limitó a señalarr.

La dimisión de Lam era una de las peticiones más escuchadas entre los manifestantes, que la acusan de haber soliviantado a la sociedad hongkonesa al impulsar la ley de extradición y no haber sabido además gestionar la situación creada. En caso de que no acabe rodando su cabeza, solo la retirada total del controvertido proyecto -el sábado se anunció sólo su suspensión- podría ser capaz de calmar los ánimos de los manifestantes, que también demandan la libertad de los detenidos y que se dejen de definir las protestas como "disturbios".

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