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Irán ejecutará a otros nueve opositores por sus protestas tras las elecciones

  • El régimen conmemora estos días una revolución envuelta en una crisis social y política

La República Islámica anunció un día después del comienzo de los fastos del 31 aniversario del triunfo de la revolución, sumida en una encrucijada que atisba un futuro incierto y envuelta en la peor crisis política y social de su historia, que ejecutará a las nueves personas que han sido condenadas a muerte por su supuesta participación en las protestas surgidas tras la reelección del presidente, Mahmud Ahmadineyad, en junio pasado y que sacuden el país desde entonces.

"Dos han sido ejecutados y los otros nueve lo serán próximamente por atentar contra la revolución de la República Islámica y de participar en las protestas", aseguró ayer el primer adjunto a la jefatura del Poder Judicial, Seyyed Ebrahim Raïssi.

Todo apunta a que la fiesta de los diez días de la luz podría quedar este año ensombrecida por nuevas manifestaciones y choques entre Fuerzas de Seguridad y grupos de opositores.

El pasado sábado, los dos principales líderes reformistas, Mir Husein Mousavi y Mehdi Karrubi, instaron a sus seguidores a salir a las calles el 11 de febrero, fecha en la que se recuerda el triunfo del alzamiento popular y la caída definitiva de la monarquía Pahlevi.

Para ese mismo día, el régimen ha convocado igualmente una gran movilización popular de apoyo, probablemente coronada por un discurso del controvertido mandatario.

La conmemoración arrancó este lunes con una visita del Gobierno a la tumba del ayatolá Rujola Jomeini, quien regresó del exilio el 1 de febrero de 1979 envuelto en clamor de multitudes para consolidar una revuelta que había guiado durante meses desde un barrio de París y fundar la República Islámica.

A los pies de su tumba, Ahmadineyad, anunció la "muerte definitiva del capitalismo y el liberalismo" y el inicio de una nueva era "que pondrá fin al dominio de los arrogantes en el mundo".

"La conmemoración de la fiesta de Fajr coincide este año con el fracaso definitivo de las ideas materialistas, el capitalismo y el liberalismo, y el comienzo de la globalización de la gran revolución del pueblo iraní", dijo.

En un día gris y lluvioso, el mandatario aprovechó el lugar donde Jomeini prometió libertad y prosperidad a los iraníes para vaticinar que la movilización pro gubernamental del 11 de febrero "desanimará a los enemigos".

"El 22 de Bahman enviará un nuevo mensaje a la humanidad y pondrá fin al dominio de los arrogantes en el mundo", recalcó.

A este respecto, Ahmadineyad ya anunció semanas atrás que los diez días de la luz servirían para alumbrar nuevos proyectos en materia balística y aeroespacial, así como para mostrar al mundo "el desarrollo de la nación iraní".

Además, adelantó que durante este tiempo el pueblo "escuchará buenas noticias" sobre el polémico programa nuclear iraní.

Sin embargo, especialistas y diplomáticos en la zona apuntan a que las perspectivas de futuro no son halagüeñas para un país que, pese a todos los problemas, es aún pieza clave en el rompecabezas regional y mundial.

Irán sufre una profunda división política y social desde que el pasado mes de junio se certificara la discutida reelección de Ahmadineyad.

Al grito de "¿dónde está mi voto?", cientos de miles de iraníes se echaron a las calles para respaldar la denuncia de la oposición de que la victoria fue fruto de "un fraude electoral masivo".

La represión posterior, que según las autoridades segó la vida de una treintena de personas y de acuerdo con la oposición de 72, enardeció el malestar de un pueblo joven que desde hace años demanda un cambio.

Pero no solo los jóvenes, que suponen casi el 40% de la población, también personas en edad madura y ancianos han salido en los últimos siete meses para protestar por las calles de un país que sufre un alto índice de paro y una importante inflación.

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